La agencia de calificación Standard & Poor''s (S&P) rebajó la nota de los cinco bancos más importantes del país y dos de sus entidades subsidiarias, decisión que atribuye sobre todo al descenso de su capacidad para conceder créditos.

En un comunicado divulgado hoy, la agencia anunció que recorta en dos escalones sus calificaciones al Banco Santander Totta, el Banco Comercial Portugués (BCP), la estatal Caixa Geral de Depósitos (CGD), el Banco Portugués de Inversiones (BPI) y una subsidiaria de este último.

También disminuyó, aunque sólo en un nivel, el "rating" del Banco Espirito Santo (BES) y una de sus subsidiarias especializadas en inversiones.

De esta forma, todas las entidades financieras están consideradas por S&P inversiones poco recomendables debido a su alto riesgo, es decir, como "bono basura", incluido el Santander Totta, que hasta ahora permanecía un escalón por encima.

La agencia cumple así con la advertencia realizada el pasado 31 de enero, cuando colocó en vigilancia negativa a las siete entidades financieras apenas dos semanas después de rebajar la nota de Portugal en dos escalones hasta "BB", considerándola una inversión poco recomendable por su alto riesgo, llamada también "bono basura".

Además de este último recorte, S&P agravó sus previsiones y pasó de tenerlas en "vigilancia negativa" a considerarlas directamente como "negativas", lo que podría suponer nuevas bajadas en un futuro próximo.

Con la decisión de la agencia de notación financiera, el Banco Santander Totta -filial de la entidad española- pasa de "BBB-" a "BB", la CGD de "BB" a "BB-", el BCP -participado por el Sabadell- de "BB" a "B", mientras que el BPI -participado por La Caixa- y su subsidiaria lo hicieron de "BB a "BB-" y el BES y su subsidiaria de "BB" a "BB-".

S&P precisó en un comunicado que la caída del "rating" del Santander Totta "refleja sólo la bajada de la nota de la deuda soberana" de Portugal del pasado 13 de enero.

En el resto de casos, sin embargo, la agencia justifica su rebaja por el deterioro de la credibilidad de la capacidad de facilitar crédito de estas instituciones y recuerda "el difícil futuro económico y financiero al que se enfrenta Portugal".

Los principales bancos lusos cerraron el ejercicio 2011 con pérdidas históricas superiores en conjunto a los 1.500 millones de euros, con la única salvedad del Totta, que registró beneficios de 68,6 millones de euros.

En parte, estos malos resultados se deben a su exposición a deuda soberana portuguesa y griega, dependiendo de la entidad, así como a la necesidad de estas entidades de ajustarse a las exigencias de la Autoridad Bancaria Europea (EBA), que pide mayores rátios de capital.

Para lograrlo están inmersos en planes de recapitalización, que en algunos casos pueden incluso incluir el recurso a fondos públicos, tal y como ya anunció que haría el BCP.

La banca portuguesa tiene reservada una línea de 12.000 millones de euros de los 78.000 prestados por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional a Portugal por su rescate financiero y que fue acordado en mayo del pasado año a cambio de un severo programa de ajustes y reformas en el país.