"Cada día trabajamos más para vender menos". Así resume el consejero delegado del Grupo Sucan la realidad de las industrias auxiliares de la construcción y los proveedores de materiales para ese sector: ajustes de personal, cierres, paralización de inversiones, impagos de clientes y bajón drástico de actividad. La caída de la edificación, que ahora representa apenas un 10% de lo que suponía antes de la crisis, arrastra a muchas empresas que no son promotoras.

El espectro de subsectores y nichos de actividad que se movían al son del mercado inmobiliario isleño es amplísimo: fabricantes de materiales, distribuidores, ferreterías, maquinaria, transportistas, equipamientos, instalaciones... Son muchas las empresas canarias a las que, para la elaboración de este reportaje, se dirigió este periódico. Solo algunas accedieron a comentar su realidad y cómo afrontan la parálisis del sector del que, en mayor o menor grado, dependen.

La gerente de Chafiras, Victoria González, reconoce que las ventas que generaba la construcción han caído entre un 40% y un 50%, más del doble que las del cliente particular o el profesional de la reforma. La segunda vertiente es la que hoy más actividad genera en Chafiras, y de ahí que sean la ferretería, los productos de mantenimiento diario y la cerámica los segmentos que mejor aguantan. La oferta de Chafiras abarca también materiales de construcción en general, mobiliario, decoración, artículos de jardinería y baños.

"Se siguen arreglando baños y cocinas, por ejemplo. Esperamos que las reformas y la rehabilitación generen actividad. Nos dirigimos mucho a ese público. Tenemos en cuenta que hay un gran stock de viviendas que, hasta que no se venda, no permitirá que se hagan nuevas promociones", apunta González.

Además de cierta reorientación de la oferta, Chafiras, como todo el mercado, se ha ajustado a los nuevos tiempos: ha ralentizado la remodelación de sus tiendas, ha cerrado algunos puntos de venta, ha reducido personal y, en consecuencia, ha reorganizado el trabajo: "Todo va en cadena: bajan los pedidos, llega menos mercancía y necesitas menos personal para recibirla y colocarla en las estanterías".

La empresa apuesta ahora por sus grandes centros de distribución -La Laguna, San Miguel y Adeje-, modera sus campañas y stocks y planifica a más corto plazo para encarar un 2012 que "parece venir más duro".

Decir esto después del drástico bajón que sufrió la construcción pone de relieve que las dificultades no han cesado. El peor trago, eso sí, se bebió en 2008 y 2009. "Las aseguradoras perdieron con nosotros bastante dinero. Si la aseguradora no le da crédito a un cliente, nosotros tampoco podemos dárselo. A las empresas que nos dedicamos a esto nos han apretado de una manera que no nos dejan venderle a nadie. Nos lo han puesto muy difícil y hemos sufrido mucho. Pero no creemos en las ayudas ni en la queja, sino en el sacrificio y la lucha. Por eso seguimos aquí ", recalca la gerente de Chafiras.

En una línea similar, el consejero delegado de Sucan, José Arteaga, señala que gracias a que las ventas de la compañía no se centran solo en la construcción, sino también en el consumo particular, las reformas y la agricultura, se han atenuado las consecuencias de la crisis de ese sector.

Sucan, de todas formas, mantiene una estrecha ligazón con la edificación y la obra civil. Su estrategia en estos años es de "subsistencia", explica Arteaga: "Hemos acortado las inversiones prácticamente a cero, hemos recortado personal, congelado sueldos, reducido gastos corrientes y, sobre todo, cada día trabajamos más para vender menos".

Sus expectativas de recuperación pasan por las reformas. "Va a generar actividad, sin lugar a dudas, pero habría que fomentar la rehabilitación de la planta hotelera. Es ahí donde hay que incidir. Aunque el Gobierno canario lleva mucho tiempo hablando de ella, la realidad es que no se han puesto los suficientes medios. Estas reformas emplean mucha mano de obra, mueven a todas las empresas auxiliares y, además, mantienen a nuestra principal industria en el nivel de calidad que le corresponde", argumenta el consejero delegado de Sucan. Es ahí donde se centran "las únicas posibilidades reales a corto y medio plazo" para la construcción, apostilla.

La morosidad que engendra el estancamiento de la edificación se ha multiplicado por diez en el caso de Sucan, debido tanto a que no se han vendido las promociones de viviendas como a las deudas que no paga la Administración, de la que dependen muchos clientes.

En la órbita de la construcción están también las ferreterías isleñas. Coarco afirma que sus socios creen haber tocado fondo tras una caída de casi el 40% de sus ventas, dato que equivale aproximadamente al peso que tiene la construcción en la facturación de estas empresas, indica el director-gerente de la cooperativa, Juan Ignacio Pérez-Nievas.

En ese fondo llevan dos años, durante los que la solvencia de las ferreterías, añade, se ha deteriorado por la morosidad arrastrada, mucha originada por el sector público. Y se ha llevado por delante buena parte del personal, aunque muy pocas empresas.

En Coarco han diversificado la oferta para englobar ahora también electrodomésticos y artículos de menaje, que están dando "cierto resultado" y ayudan a compensar el desplome inmobiliario, señala Pérez-Nievas. También hay movimiento gracias a los pequeños profesionales de las reformas. "No es la panacea, pero ha contribuido a aliviar una situación que podría haber sido peor". Para intentar sacar partido, las ferreterías no pierden de vista las nuevas tendencias en eficiencia energética.

Pero la base de la estrategia de Coarco está en seguir captando socios, potenciar el asesoramiento personalizado y crear cadenas de venta para que el consumidor perciba algo cercano a una cadena de franquicias, destaca su gerente en alusión a cómo se defiende la cooperativa ante la competencia de las grandes superficies de venta.

Con una diversificación más difícil, la industriales auxiliares de la construcción -cerrajerías, tratamiento de aluminio, cementeras y un largo etcétera- sí asisten a un agravamiento de su situación. "Se continúa destruyendo mucha industria auxiliar porque no hay ningún tipo de actividad. Ya van quedando muy pocas, sobre todo dedicadas a prefabricados y, en caso de una mínima reactivación de la construcción, podría haber problemas de suministro. A las que han desaparecido se une la inactividad casi total de las otras", expone Ramón Villalba, directivo y expresidente de la Asociación Industrial de Canarias (Asinca).

Por el camino se han quedado muchas compañías de pequeño tamaño, pero también peligran las grandes a pesar de que tienen "bajo mínimo" las plantillas. "Llega un momento en el que es prácticamente imposible mantener la fábrica abierta", admite Villalba.

Para evitar la pérdida de más tejido productivo en el sector llamado a protagonizar el cambio de modelo económico en Canarias, Asinca apuesta por que programas como el estatal Reindus puedan apoyar la reconversión de empresas auxiliares. "Tienen medios materiales y humanos a los que se debe buscar una alternativa que asegure su continuidad", recuerda el expresidente de la patronal.

Sin apoyo financiero

Los prefabricados tienen poco margen de maniobra, pero hay otros subsectores con posibilidades en la rehabilitación y la eficiencia energética -aislamiento térmico, por ejemplo-.

Las ayudas son necesarias porque esa posible reconversión tiene un coste que prácticamente nadie puede permitirse en la coyuntura actual, en la que las entidades financieras huyen de todo lo relacionado con la construcción. "Las empresas se han descapitalizado tras cuatro años de crisis y acometer nuevos proyectos de inversión no es fácil", señala Villalba.

En el saco de las empresas más directamente afectadas por la parálisis de la construcción y con menor margen de maniobra está la cementera Cenvest, con una cuota de mercado del 30% en las Islas en cemento y hormigón. Su actividad ha retrocedido un 70% respecto a antes de la crisis, apunta su presidente, Modesto Campos.

Para salir del atolladero, Cenvest busca nuevos mercados fuera de Canarias, "pensando en África, principalmente. Hay demanda, países que crecen a un ritmo anual del 5%", valora Campos, que reclama al Gobierno de Canarias que respalde la internacionalización de las empresas locales. "Su apoyo es casi inexistente. Cada uno tiene que ponerse la mochila y salir fuera", lamenta el también vicepresidente de la Cámara de Comercio provincial, que hace hincapié en que las Cámaras han perdido recursos y tienen menos capacidad para impulsar ese camino.

Cenvest comparte la adversidad en la que están sumidas otras empresas e industrias auxiliares de la construcción. Ha reestructurado su plantilla, que ha pasado de contar con más 200 empleados a en torno a 60, en una traslación clara de la merma de ventas al empleo.

También se ve con dificultades para descontar los pagarés de lo que antes eran, a ojos de la banca, clientes de toda fiabilidad: "Estamos obligados casi a vivir al contado, el papel casi no vale aunque sea de empresas muy solventes. La banca a duras penas lo recoge".