El desempleo, como cara más visible y cruel de la crisis económica, y los ajustes en la economía social fueron los ejes principales sobre los que cientos de miles de personas se manifestaron hoy, 1 de Mayo, en toda Europa.

Excepción hecha del Reino Unido, donde la ex primera ministra Margaret Thatcher convirtió esta jornada festiva en laborable durante su mandato (1979-1990), los trabajadores europeos salieron a la calle para protestar contra las políticas de ajuste.

En Francia y Grecia, las movilizaciones transcurrieron bajo la sombra de las elecciones que tendrán lugar el domingo 6 de mayo.

Al tiempo que el actual presidente de Francia y candidato conservador para la segunda vuelta de los comicios, Nicolas Sarkozy, enarbolaba la defensa de la bandera tricolor frente a la "roja" durante su mitin junto a la Torre Eiffel, miles de manifestantes recorrían las calles de París bajo el lema "Por la solidaridad internacional y el progreso social".

Con ese mensaje, el mandatario arremetía contra la representación sindical que hoy, por medio del líder Bernard Thibault (de la CGT, uno de los cuatro convocantes junto a CFDT, FSU y Unsa), reclamó la "derrota al actual presidente de la República" y, por ende, la victoria de su contrincante, el socialista François Hollande.

En Grecia, el tono de las manifestaciones estuvo marcado por las protestas contra los recortes sociales y la cercanía de las elecciones legislativas.

"Juntos podemos" fue el lema que presidió la principal movilización, que concentró en Atenas a unas 5.000 personas y que incluyó una dura crítica a las medidas de austeridad impuestas por la Unión Europea y aprobadas por el Gobierno de coalición socialdemócrata-conservador.

Además de las manifestaciones, que transcurrieron de forma pacífica, salvo por algunos incidentes esporádicos en la capital, los sindicatos del transporte urbano y del sector marítimo aprovecharon este Día del Trabajo para denunciar el empeoramiento de sus condiciones de trabajo con sendas huelgas.

En España, donde esta jornada se vive en medio de una cifra histórica de desempleados, 5.639.500, un 24,44 % de la población activa, los manifestantes exigieron al Gobierno de Mariano Rajoy que responda a la crisis con más políticas de estímulo económico y menos recortes.

Bajo el lema de la convocatoria, "Quieren acabar con todo", los líderes sindicales, Cándido Méndez (UGT) e Ignacio Fernández Toxo (CC.OO.), denunciaron que las medidas asumidas por el Ejecutivo conservador suponen una "involución" en los derechos sociales.

Según los convocantes, hubo 100.000 personas en las calles de Madrid, aunque fuentes policiales redujeron esa cifra a entre 12.000 y 15.000 personas.

La crisis económica que afecta al país fue el "leitmotiv" de la celebración del Día del Trabajo en Italia, donde los sindicatos pidieron al Gobierno de Mario Monti que baje los impuestos a trabajadores y pensionistas y que tome medidas para reactivar el crecimiento.

Para ello, las tres grandes centrales sindicales (CGIL, CISL y UIL) eligieron como sede de la movilización la ciudad de Rieti, todo un símbolo de la crisis, con una tasa de paro superior al 30 % frente a la media nacional del 9,3.

Además, el jefe del Estado, Giorgio Napolitano, declaró, durante un acto público, que el país vive "tiempos duros" desde hace tres años e hizo hincapié en la importancia del desempleo juvenil, que ha llegado al 30 por ciento.

En Alemania, la poderosa Confederación Alemana de sindicatos (DGB), que integra todos los movimientos obreros del país, hizo hoy un llamamiento a la lucha a favor del salario mínimo, contra los bajos sueldos, el poder de los bancos y la política del Gobierno de la canciller federal, Angela Merkel.

El 1 de Mayo dio lugar a manifestaciones convocadas por los sindicatos en las grandes ciudades alemanas, como en Berlín, donde marcharon por el centro de la ciudad más de 5.000 personas bajo el lema "Salarios justos - seguridad social".

Según el último informe de la oficina comunitaria de estadística Eurostat, publicado en abril, el desempleo subió una décima en febrero con respecto a enero tanto en la eurozona como en la Unión Europea, y se situó en el 10,8 % en los países de la moneda única y en el 10,2 % en los Veintisiete, cifra ampliamente doblada por España, que solo tuvo cifras parecidas a finales de los años 90.