El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, anunció ayer que el viernes aprobará un segundo decreto para sanear el sistema financiero para que "en poco tiempo" las entidades queden "perfectamente capitalizadas" y abrió la posibilidad de inyectar dinero público "en una situación límite".

En una entrevista en la emisora Onda Cero, el jefe del Ejecutivo afirmó que "no está decidido que haya dinero público en esta operación", pero "si eso fuera necesario para salvar al sistema financiero no renunciaría" a hacerlo, tal y como ha ocurrido en otros países europeos y en España en el pasado a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB).

El jefe del Gobierno recalcó que uno de los objetivos de la reforma financiera, de la que ahora se va a dar el segundo paso, es que se fije el "precio real" de las viviendas en los balances de los bancos, y que estos activos inmobiliarios se saquen a la venta, "aunque pierdan dinero todos, promotores y bancos".

Pero Rajoy afirmó que no es "partidario del banco malo", que se encargaría de gestionar los activos inmobiliarios problemáticos de los bancos españoles afectados por el derrumbe de la burbuja inmobiliaria.

Decreto el viernes

Preguntado por si el Gobierno estaría dispuesto a prestar o inyectar dinero público para salvar Bankia, insistió en que su "última intención" sería dar ese paso, pero el Consejo de Ministros va a tomar "medidas importantes", que no quiso detallar, con el "objetivo fundamental" de que no haya "ninguna duda" sobre la solvencia de las entidades.

La intención, según Rajoy, es que "no haya dudas", que "haya claridad", y que "los bancos puedan financiarse fuera de España".

Recalcó que en todo caso las medidas que van a adoptarse no afectarán al objetivo de déficit, situado este año en el 5,3 % del PIB, y que, según aseguró, "está encarrilado". Rajoy recordó que la falta de crédito es "sin duda" uno de los grandes problemas en España, sobre todo para pequeñas y medianas empresas, autónomos y familias, motivo por el que el Gobierno está adoptando medidas como la anunciada ayer.

Para el presidente, España "no está ni lejos ni cerca" de una intervención por parte de las autoridades europeas y el FMI, simplemente porque tal intervención "no podría" llevarse a cabo, por lo que es un escenario que no le genera "ni dudas ni preocupaciones".

Pero la principal preocupación de Rajoy es el paro y por eso definió el dato de abril, en el que el paro se redujo por la Semana Santa, pero diez veces menos que hace un año, como "muy malo".