El asunto de Bankia, con la dimisión de Rodrigo Rato y la nacionalización de su matriz BFA, ha acaparado la atención en una semana decisiva para la reforma del sistema financiero reclamaba por los mercados y la Unión Europea.

Era lunes cuando Rato anunciaba su dimisión al frente de Bankia y de su matriz, Banco Financiero y de Ahorro (BFA), porque era "lo más conveniente" para la entidad, y proponía como su sustituto a José Ignacio Goirigolzarri, exconsejero delegado de BBVA hasta 2009.

Bankia, la entidad creada en marzo de 2011 tras la "fusión fría" de Caja Madrid, Bancaja, Caja de Canarias, Caja Rioja, Caja Laietana, Caja de Ávila y Caja Segovia, presenta una delicada situación financiera, al acumular unos 32.000 millones de euros en créditos y activos tóxicos.

La dimisión de Rato coincidió con el anuncio del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, de que el Consejo de Ministros del viernes aprobaría un segundo decreto para sanear el sistema financiero.

El miércoles, Goirigolzarri asumía la presidencia del cuarto grupo español con el reto de hacerlo "mas fuerte, rentable y potente", y poco después proponía que el Estado nacionalizara la entidad.

La respuesta del Gobierno no se hacía esperar. Ese mismo miércoles por la noche, el ministerio de Economía desvelaba la nacionalización del 100 % del Banco Financiero y de Ahorros, con lo que controlará el 45 % de Bankia, y anunciaba que el Estado aportará el capital "estrictamente necesario" para sanearlo.

Pero la nacionalización de BFA-Bankia no ha eliminado las incertidumbres a medio plazo del grupo, que será subastado en un proceso competitivo por el Estado antes de tres años.

Con está nacionalización en marcha, son ya cuatro las entidades que están hoy bajo tutela del Estado: BFA, Banco de Valencia, Novagaliciacaixa y Catalunya Bank. Además, han sido rescatadas por el Estado Caja Castilla-La Mancha (CCM), Cajasur, Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) y Unnim.

Si la semana arrancaba con la dimisión de Rato, acababa ayer con la aprobación por el Consejo de Ministros de la segunda reforma financiera del Ejecutivo de Mariano Rajoy en apenas tres meses, que para recuperar la confianza de los inversores ahonda en la limpieza del balance de los bancos, que suman 307.000 millones de riesgo promotor.

Una reforma que impone a la banca una nueva tanda de provisiones para sanear el "ladrillo". Según los cálculos dados a conocer ayer por el Gobierno, el nuevo esfuerzo de provisiones requerirá a la banca la movilización de casi 30.000 millones de euros.

También ayer se supo que la inflación interanual subió dos décimas y se situó en el 2,1 % en abril, tras seis meses de caídas, principalmente por la repercusión del precio de la electricidad que se incremento en mas de ocho puntos, hasta el 9,4 %.

Y la Comisión Europea desvelaba que España incumplirá sus objetivos de reducción de déficit este año y el próximo.

Según la CE, España no logrará rebajar su déficit público del 8,51 % del PIB actual al 5,3 % este año y al 3 % el próximo como prometió el Gobierno, que sabrá a finales de mes si Bruselas le exigirá más ajustes y reformas.

Además, avalancha de resultados durante toda la semana: Grandes como Repsol, Iberdrola, FCC, Sacyr, Acciona, IAG o Telefónica, presentaron sus cuentas trimestrales.

Telefónica reduce un 54 % (a 748 millones) su beneficio; FCC, un 59 % (16,6 millones), y Acciona un 49 % (29 millones); IAG (British Airways e Iberia) pasa a pérdidas de 146 millones; Iberdrola gana 1.022,3 millones, el 0,7 % más; Repsol, un 12,4 % más hasta marzo sin tener en cuenta YPF, y Sacyr, 28 millones, un 47 % menos.

Pese a la delicada situación del sector financiero y la nacionalización de la matriz de Bankia, la bolsa lograba un avance semanal del 1,74 %, el mayor entre los mercados europeos.

El IBEX concluía en 6.995,60 puntos y reducía la caída anual al 18,34 %, tras cerrar su mejor semana en dos meses, mientras que la prima de riesgo cerraba al borde de los 450 puntos básicos.