Los presidentes de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, y del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, pidieron hoy a los países de la UE hacer un mayor esfuerzo de integración en Europa para la subsistencia de la moneda única.

En el marco de la Mesa del grupo del Partido Popular Europeo (PPE), las dos caras más visibles de esta familia política conservadora alertaron de las semanas decisivas por delante y defendieron las reformas institucionales para completar la unión monetaria con la unión política, económica y bancaria.

"Caímos en un craso error cuando diseñamos una unión monetaria sin más", señaló Van Rompuy.

Barroso, por su parte, habló de "la necesidad de compartir más soberanía", del "refuerzo de las instituciones" e incluso de "cambio de tratado", aunque también matizó que ello llegará "en su momento".

"A lo largo de la historia de la Unión se han tenido que dar pasos de gigante. Hay que dar otro gran paso adelante en la integración europea y dejar de poner un parche aquí y otro allá", dijo el presidente de la Comisión durante esa reunión.

Diez años después de hacerse realidad la unión monetaria que representa el euro, Barroso presentará en Estrasburgo (Francia) la semana próxima su proyecto de unión bancaria que convertirá al Banco Central Europeo en supervisor único.

Para el presidente de la Comisión esa figura será clave, pues "en la crisis hemos visto que supervisores nacionales se quedan cortos para conseguir la confianza" de los mercados financieros, dijo.

La unión bancaria para Barroso tendrá "la puerta abierta a los países que aún no están en el euro" y es que, según dijo, "no pueden crearse divisiones entre los países con moneda única y los que todavía no están en ese sitio."

El presidente del Consejo, por su parte, se mostró confiado en que esa unión bancaria se apruebe antes de finales de año.

"La unión bancaria está bien encarrilada", apuntó, señalando a continuación que el debate "no será fácil" en lo que se refiere a algunos elementos de la misma, como la supervisión bancaria y las garantías de depósitos.

El gabinete de Van Rompuy trabaja para presentar en octubre a los jefes de Estado y de Gobierno una propuesta para que empiecen a discutir la futura arquitectura de la UE.

Los últimos tres meses de año se antojan cargados de decisiones relativas a la reforma institucional de la UE, y por eso la semana pasada se incluyó en el calendario una cumbre extraordinaria el 22 y 23 de noviembre.

Tanto Barroso como Van Rompuy, y también el primer ministro italiano, Mario Monti, que intervino este jueves en el congreso del PPE, han hecho una llamada a la receta de "más Europa" y a la necesidad de luchar contra la desafección ciudadana del proyecto europeo y contra los viejos prejuicios entre los países del sur y del norte.

Monti dijo sentirse "profundamente preocupado" por las imágenes de las manifestaciones en Grecia contra Alemania y Francia.

En este sentido, Barroso apuntó que "tanto los países deudores como los acreedores tienen que seguir haciendo esfuerzos en pro de la competitividad, el crecimiento y el empleo."

Y es que, según destacó Barroso, "a este ritmo de lento crecimiento europeo, ni siquiera Alemania estará entre los diez primeros países en 2015."

Van Rompuy tuvo buenas palabras para Grecia, de la que dijo que es el país de la eurozona cuyas exportaciones crecen a mejor ritmo, y para España, "cuyo déficit empieza a caer."

El presidente del Consejo afirmó también que el euro "es más que un símbolo" y que conviene resolver la "crisis existencial" a la que se enfrenta "empezando por Grecia".

"Los que piensan que se puede salir adelante con una quiebra controlada de Grecia se están engañando. La situación será imposible de gestionar", apuntó Van Rompuy.

"Estamos más cerca de lo que pensamos de la solución. Pero tenemos que tomar medidas ya porque los próximos tres meses serán decisivos para el euro", añadió.