El "banco malo" dinamizará el mercado inmobiliario en España porque sacará al mercado "viviendas a precios más reducidos de los que estamos viendo actualmente", aseguró ayer el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, durante su comparecencia en la Comisión de Economía del Congreso de los Diputados para informar, a petición propia, de las conclusiones del informe Oliver Wyman y dar a conocer algunos detalles de la sociedad de gestión de activos conocida como "banco malo", al que las entidades financieras que reciban ayudas públicas tendrán que transferir sus inmuebles y créditos relacionados con el ladrillo.

La sociedad, afirmó De Guindos, "va a adquirir los activos a un precio muy conservador", lo que le permitirá sacar viviendas al mercado a "precios asequibles". Las entidades financieras con dificultades, explicó, no podrán traspasar al futuro "banco malo" los pisos que se hayan adjudicado que tengan un valor menor de 100.000 euros ni los préstamos morosos de menos de 250.000 euros, que son buena parte de los hipotecarios.

De Guindos justificó ese "umbral mínimo" como mecanismo de seguridad para evitar que el "banco malo" sea "imposible de manejar".

No obstante, esa sociedad acogerá los activos y créditos inmobiliarios tanto sanos como problemáticos de los bancos nacionalizados (Bankia, Banco de Valencia, Catalunya Banc y Novagalicia Banco) y de "algún otro no muy importante" que tenga déficit de capital y que pueda necesitar o no ayudas públicas.

En principio, el "banco malo" empezará a funcionar en diciembre y estará controlado en un 55% por inversores privados, un porcentaje superior al que se había anunciado con anterioridad.

Las dudas siguen pesando sobre los descuentos que se aplicarán a los traspasos, que según De Guindos se harán al "valor económico real" de los activos, lo que podría ocasionar pérdidas en las entidades afectadas.

No obstante, "la entidad que tenga pérdidas estará relativamente cubierta", gracias a las inyecciones de capital público que puede llevar a cabo el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) con la ayuda recibida de Bruselas, según el ministro.