Normalmente nos referimos a los mercados de capitales como mercados eficientes. Esta eficiencia tiene que ver con la capacidad de incorporar en el precio de los activos toda la información relevante disponible, incorporación que se hace de forma inmediata cuando esta información es compartida y conocida por el mercado. Ese es el motivo por el que se suspende temporalmente la cotización de una compañía tiene alguna información relevante que hacer pública. Y la suspensión se hace para proteger al inversor, y que estos nuevos datos sobre la empresa se incorporen a su cotización de la manera más inocua posible. Esta eficiencia, puesta en duda en muchas ocasiones, toma todo protagonismo con el rebrote y extensión del virus del ébola. En términos macroeconómicos, la zona de África occidental más afectada ya lo nota en su economía. Se habla de un recorte inmediato de su PIB del 2%, y el FMI ya ha anunciado un programa de ayuda financiera a Guinea, Liberia y Sierra Leona, los países directamente afectados. Alguna empresa española cotizada ha suspendido sus operaciones en la zona.

Además, países limítrofes como Ghana o Costa de Marfil también se han visto afectados. Un buen indicador de ello es el fuerte movimiento al alza del precio del cacao. Recordemos que Costa de Marfil produce el 40% de la oferta mundial de esta materia prima. Se cotiza no el contagio efectivo, sino la posibilidad de que éste suceda.

Y ya sabemos a qué se incorpora el cacao. Las acciones de uno de los mayores productores de chocolate y derivados, Nestlé, han visto recortada su cotización por el inminente encarecimiento de sus aprovisionamientos.

Naturalmente, empresas como IAG (Iberia) también han visto recortada su cotización, del mismo modo que empresas como Meliá Hoteles: el miedo a una pandemia justifica una reducción del movimiento de personas, que tampoco podrán llegar a sus destinos de vacaciones. Y si no vendo billetes ni pernoctaciones, mis resultados caen, y mi cotización se resiente al incorporar ese escenario de menores beneficios, e incluso pérdidas.

Pero también hay vencedores. Una absolutamente desconocida empresa, fuera del radar de los grandes fondos e inversores, ha visto cómo en apenas una semana su cotización se apuntó un avance superior al 200%, más del 450% en los últimos doce meses. El motivo: fabrica los trajes de protección contra el virus. Empresas fabricantes de guantes y mascarillas siguen una trayectoria similar. Y por supuesto, empresas farmacéuticas y biotecnológicas involucradas en la búsqueda y fabricación de una vacuna contra el virus también han visto cómo su cotización se disparaba en pocos días.

Los mercados financieros suelen ser eficientes y ágiles en incorporar expectativas, que luego se podrán cumplir o no. Ojo, por tanto, con las apuestas de todo o nada, más propias de los casinos; o con correr detrás de las cotizaciones. Sumemos a la cartera negocios sensacionales a precios idóneos, buscando factores endógenos, permanentes, más que transitorios.

Sirvan estas líneas para hacer explícito mi reconocimiento a quienes arriesgan su vida por el bienestar de los demás.

EAFI, nº 65 registro CNMV. Socio as. financiero PARANGON Family Office