El PIB de China creció un 7,3 por ciento en el tercer trimestre de este año, dos décimas menos que en el segundo y la peor cifra en más de cinco años, un indicador que muestra cómo continúa la ralentización en la segunda economía mundial.

El Buró Nacional de Estadísticas chino (BNE) publicó hoy varios indicadores, con la cifra de crecimiento económico más baja en China desde el primer trimestre de 2009, cuando el país ya sentía los efectos de la crisis financiera mundial y lograba un ascenso de sólo el 6,2 por ciento.

Muchos analistas auguraban esta vez un crecimiento trimestral aún más bajo del anunciado, de en torno al 7,2 por ciento, por lo que la cifra puede ser leída en clave positiva por Pekín y usada como argumento para no dictar medidas de ajuste o estímulo según estos mismos observadores.

En este sentido, el portavoz del BNE, Sheng Laiyun, calificó hoy el actual ritmo de crecimiento chino, de entre el 7 y el 8 por ciento desde el pasado año, como la "nueva normalidad", después de años en el que los porcentajes de ascenso estaban más cerca del doble dígito.

El país asiático, subrayó el portavoz, mantendrá estables sus políticas macroeconómicas, aunque no descartó ajustes futuros, con la vista puesta en el largo plazo, "para garantizar un crecimiento estable y saludable".

Según las cifras del BNE, durante los primeros nueve meses de 2014 el crecimiento de la segunda economía mundial se situó en el 7,4 por ciento, una décima menos que el objetivo fijado por el régimen comunista para finales de año, del 7,5 por ciento.

El PIB total de enero a septiembre ascendió a 41,99 billones de yuanes (6,86 billones de dólares, 5,36 billones de euros), destacó el buró estadístico, que defendió que a lo largo de 2014 China "ha mantenido la estabilidad mientras promovía la reforma y la innovación".

El BNE también publicó hoy las cifras de ventas al por menor, principal indicador del consumo, que entre enero y septiembre ascendieron a 18,91 billones de yuanes (3,08 billones de dólares, 2,31 billones de euros), un ascenso interanual del 12 por ciento.

Aunque el aumento es superior al del PIB, también es una señal de ralentización para el gigante asiático, ya que en la primera mitad del año el crecimiento del consumo había sido del 12,1 por ciento.

Por otro lado, la inversión en activos fijos sumó 35,77 billones de yuanes (5,84 billones de dólares, 4,56 billones de euros) en los tres primeros trimestres de 2014, un ascenso del 16,1 por ciento respecto al mismo periodo de 2013 pero 1,2 puntos porcentuales menos que la subida del primer semestre.

Un ejemplo de la persistente desaceleración de la economía nacional se mostró en el sector inmobiliario, donde la inversión en el periodo enero-septiembre en China ascendió a 6,87 billones de yuanes (1,12 billones de dólares, 875.000 millones de euros).

Ello supuso un aumento de un 12,5 por ciento respecto al mismo periodo de 2013, pero en el primer semestre el crecimiento interanual había sido de un 14,1 por ciento.

En los pasados años el Gobierno chino dictó varias medidas para frenar la burbuja inmobiliaria que se vive en el país, entre ellas limitar la compra de segundas viviendas en las grandes ciudades o instaurar impuestos a la vivienda en algunas metrópolis, aunque estas limitaciones se han relajado en los últimos meses.

Frente a las cifras de hoy, las aduanas chinas publicaron la semana pasada positivos indicadores de comercio exterior, dado que en septiembre China dobló su superávit comercial respecto al mismo mes de 2012 y consiguió el crecimiento de las exportaciones más alto de los últimos 19 meses.

Además, la inflación del pasado mes fue la más baja en casi cinco años, de sólo el 1,6 por ciento.