Bankia no espera que ningún gran inversor reclame por su salida a bolsa, por eso el grupo ha hecho una dotación extraordinaria para hacer frente solo a posibles indemnizaciones de pequeños accionistas, de 780 millones.

Y esa decisión se ha tomado después de que el juez instructor del caso Bankia, Fernando Andreu, emitiera un auto en el que impone una fianza de 800 millones con la que poder hacer frente a posibles responsabilidades civiles pensando en los pequeños accionistas.

Hasta el momento, la justicia ha dado la razón a algunos, pero la entidad ha desvelado que el dinero que ha tenido que pagar no llega ni a cuatro millones, ronda unos 3,4 o 3,5, ha dicho el consejero delegado de Bankia, José Sevilla, hoy en rueda de prensa.

Pero volviendo al auto del magistrado de la Audiencia Nacional, el "número dos" de la entidad ha insistido en que Andreu distingue claramente entre inversores minoristas de institucionales.

De este modo, para los grandes inversores se cierra la posibilidad de reclamar, una opción que sólo parece que existiría si se acaba abriendo un juicio y hay una sentencia tras un proceso "que puede ser muy largo", ha explicado el "número dos" de la entidad.

A renglón seguido, ha añadido que por ahora no tienen ninguna demanda de ningún inversor institucional y ni siquiera la esperan, a pesar de que recientemente el presidente de Mapfre, Antonio Huertas, dijo que la aseguradora sopesaba presentarla pues fue una de las grandes afectadas por el debut bursátil de Bankia.

En cualquier caso, la clave estará en si finalmente el juez acaba determinando que el salto al parqué fue un engaño masivo basado en unas cuentas que no reflejaban la imagen fiel de la entidad.

Una afirmación con la que el presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, no está de acuerdo porque expertos en contabilidad, como el catedrático Leandro Cañibano, sostienen lo contrario, que las cuentas del debut bursátil sí mostraban el estado del banco.

Entonces, en la misma rueda de prensa, un periodista le ha preguntado cómo es posible que si eso era así, Bankia acabara necesitando una inyección pública multimillonaria en 2012.

La respuesta para Goirigolzarri es sencilla, la situación económica empeoró y por ello el grupo requirió esa ayuda, una explicación que coincide con la que ha dado el propio expresidente de Bankia, Rodrigo Rato, ante el juez e incluso con la del exgobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez.

El máximo responsable del organismo supervisor en aquel momento declaró como testigo ante el juez que Bankia habría salido adelante si no hubiese existido en España una segunda recesión tras su salto al mercado.