Hace un par de días conocíamos la Encuesta de Población Activa del primer trimestre del presente año. Naturalmente es de especial importancia su resultado, dado que el desempleo es sin duda el mayor problema de nuestra economía. A continuación, decenas de artículos, informes y opiniones sobre el resultado de la misma, y en términos generales, una opinión más o menos generalizada, más bien intencionada que real, que concluía que la situación mejora, que "estamos saliendo de la crisis".

Supongo que el calendario invita a una interpretación condescendiente de cada dato positivo, aunque sea ínfimamente positivo. Porque la economía no es una ciencia exacta. Es muchísimo más compleja de lo que muchos intentan hacer ver. No podemos simular condiciones de laboratorio, variar las proporciones de los compuestos para ver si la fórmula funciona o no.

Las cinco regiones de la UE con peor dato de empleo son españolas. Canarias ocupa un lamentable segundo lugar, seguida de la ciudad autónoma de Melilla. A la cabeza, Andalucía. En el momento más dulce de nuestra economía, allá por el 2007, Canarias ya mostraba una tasa de desempleo en el entorno del 10% (menos mal que nuestra economía gozaba de buena salud). Hoy triplicamos esa tasa, con un 32,4% de tasa de desempleo. Para dar algo más de perspectiva, la tasa de desempleo de las diez regiones con mejor comportamiento va desde el 3,1% al 2,5%, por lo que la multiplicamos por quince.

La EPA también dice otra cosa, y es que, en términos nacionales, la "crisis" (me resisto a llamarla así) ha destruido ligeramente más de tres millones de empleos en el sector privado, y solo treinta y tres mil en el público. Y arroja un dato tremendo: apenas llegan a catorce millones y medio los ocupados en el sector privado, para una población ligeramente superior a los cuarenta y dos millones.

Se saca pecho con el crecimiento de la economía. Cierto es que crecemos, de acuerdo. Habría que preguntarse cuánto de exógeno tiene este crecimiento. Cuánto aporta el abaratamiento de nuestra principal fuente de energía, cuánto aporta la facilidad financiera de las continuas intervenciones del BCE que lleva a los tipos de interés a niveles artificialmente bajos. Y habría que ver cuáles son realmente nuestros méritos. Porque también aquí no somos los mejores de la clase. Por supuesto Alemania tiene mejor desempeño que nosotros, pero varios otros también: la República de Irlanda crece a un ritmo que triplica el nuestro.

Al ritmo de creación de empleo, tardaremos más de diez años en tener tasas de paro de hace siete. Si sumamos, hablamos de una generación para volver al punto de partida. Nuestro crecimiento real en la última década, vemos que es un paupérrimo 0,7%, habiendo gozado de una orgía de deuda y disponibilidades financieras como jamás se hayan visto.

Nada cambia. Mientras, el tiempo pasa, tiempo que dedicamos a buscar culpables y no a actuar con madurez y altura de miras Seguimos haciendo lo mismo. Una irresponsabilidad que pagaremos caro.