El banco británico Barclays aumentó su beneficio neto un 43 % en el primer semestre de 2015 frente a un año antes, hasta 1.611 millones de libras (2.275 millones de euros), anunció hoy en la Bolsa de Londres.

La entidad, que a principios de mes despidió a su consejero delegado, Antony Jenkins, por desacuerdos en la estrategia, registró un beneficio bruto de 3.114 millones de libras (unos 4.400 millones de euros), un 25 % más que en el mismo periodo del año anterior, indicó en un comunicado.

Los ingresos operativos netos en el primer semestre fueron de 12.915 millones de libras (18.200 millones de euros), un 5 % más que en los seis primeros meses de 2014, mientras que las provisiones por litigios e indemnizaciones ascendieron a 1.966 millones de libras (2.770 millones de euros), un 77 % más.

Barclays consiguió durante el periodo aumentar su CET1 (ratio de capital de calidad frente a activos de riesgo) hasta 11,1 %, al tiempo que planea un dividendo de 6,5 peniques para 2015.

El banco británico, que en los últimos años ha sido multado por manipulación de mercados y venta irregular de productos, atraviesa un periodo de transición después de que el pasado 8 de julio fuera despedido su consejero delegado desde 2012, Antony Jenkins, por discrepancias con el consejo de administración.

El vicepresidente, Michael Rake, que precipitó la marcha del anterior, ha anunciado que también dejará la entidad en septiembre para incorporarse a Worldpay, la empresa de procesamiento de pagos.

Mientras se encuentra un nuevo consejero delegado, está al frente de la gestión el presidente, John McFarlane, que hoy se mostró satisfecho con los resultados, mejores de lo esperado.

McFarlane subrayó que Barclays "tiene una buena cartera de negocios" pero debe "acelerar la ejecución de la estrategia", lo que pasa por "centrarse en las áreas de negocio en las que destaca", como las tarjetas de crédito y banca comercial y de inversión en Europa.

Además de mejorar la rentabilidad para los inversores, otra prioridad del banco será continuar "consolidando capital a medio plazo, combinando la necesidad de financiar el crecimiento con la de reforzar los ratios", dijo.

McFarlane quiere también "introducir una ética de funcionamiento" y reforzar "los valores" del banco, cuya reputación se ha visto dañada por los recientes escándalos.