El Royal Bank of Scotland (RBS), participado por el Estado británico en un 80 %, anunció hoy unas pérdidas de 153 millones de libras (unos 218 millones de euros) en el primer semestre, debido a los costes de reestructuración y penalizaciones por mala conducta.

Las pérdidas netas en ese periodo contrastan con los 1.425 millones de libras (2.000 millones de euros) de beneficio que registró en los mismos meses de 2014.

Los litigios y multas por irregularidades cometidas en los últimos años, incluida la venta indebida de productos financieros y manipulación de mercados, costaron a la entidad unos 1.315 millones de libras (1.872 millones de euros) en el semestre, mientras que el coste de su reestructuración ascendió a un total de 1.509 millones de libras (2.147 millones de euros).

En el segundo trimestre, la entidad tuvo un beneficio neto de 293 millones de libras (417 millones de euros), un 27 % más que en los mismos meses del año pasado, y contrasta con los números rojos de 446 millones de libras (635 millones de euros) que registró en los tres primeros meses de 2015.

Los beneficios operativos brutos de la entidad fueron en el primer semestre de 293 millones (417 millones de euros), frente a los 2.226 millones de libras (o 3.172 millones de euros) del mismo periodo del año anterior.

Los ingresos fueron de 8.700 millones de libras (12.400 millones de euros) de enero a junio, un 12,80 % menos que el primer semestre de 2014.

El RBS, rescatado por el Estado británico tras la crisis crediticia de 2008, con una inyección de capital de 45.800 millones de libras (65.000 millones de euros), ha reforzado su posición de capital de calidad frente a activos de riesgo hasta un 12,3 % (CET1).

Durante el semestre, se desprendió además de activos de riesgo hasta reducir su valor a 326.000 millones de libras (unos 463.000 millones de euros), un descenso del 8,4 % respecto a comienzos de año.

Royal Bank of Scotland planea completar este ejercicio la venta de su participación en el banco estadounidense Citizens, lo que le ayudará a situar por debajo de los 300.000 millones de libras (o 427.000 millones de euros) su cartera de activos de riesgo en 2015.

Espera asimismo reducir costes este año por 800 millones de libras (1.138 millones de euros), según indica en su informe.

El presidente del banco, Philip Hampton, aseguró que la entidad "ha hecho buenos progresos" y mantiene su objetivo de convertirse "en el primer banco en servicio al cliente".

Hampton reconoció que la entidad, que llegó a ser el mayor banco británico, todavía debe hacer frente a las consecuencias de las irregularidades cometidas en el pasado, que precipitaron su rescate, pero aseguró que avanza a buen ritmo para su privatización.

El ministro de Economía, George Osborne, anunció en junio su intención de vender gradualmente la participación pública en RBS, aunque la cotización del grupo está actualmente por debajo de la que tenía hace siete años, cuando fue intervenido para evitar su bancarrota.

"RBS es hoy un banco muy diferente del de 2009. Está mucho más centrado en la calidad de los ingresos y el control de los riesgos", aseguró Hampton.

El consejero delegado se comprometió a seguir trabajando también para mejorar la rentabilidad para los accionistas.

Tras la presentación de resultados, las acciones del RBS cotizaban al alza en la Bolsa de Londres, con un avance del 1,39 %.