La Bolsa española se ha dejado el 6,81 % semanal, su peor resultado desde mediados de diciembre de 2014, arrastrada por los temores a una nueva recesión en la economía global, y a una posible crisis del sistema financiero europeo.

Pese a que en el último día de la semana la Bolsa española ha rebotado el 2,25 %, hasta 7.920,80 puntos, el mercado nacional ha liderado las pérdidas europeas, donde París se ha dejado el 4,89 %; Milán, el 4,26 %; Fráncfort, el 3,43 % y Londres, el 2,40 %.

La Bolsa cierra una semana de bruscos movimientos, que inició el lunes con pérdidas del 4,44 % y que situaron al IBEX 35 por debajo de 8.200 puntos, arrastrado por el miedo a un freno en la economía mundial y un escenario de deflación.

Pese a que el crudo inició la semana al alza, los datos de reservas chinas de divisas extranjeras, que se redujeron en 99.500 millones de dólares en enero, afectaron al mercado nacional, que de nuevo, puso el foco en Grecia y en su inestabilidad política y social.

El primer día de la semana, la Bolsa de Fráncfort cayó a su nivel más bajo desde octubre de 2014, arrastrada por Deutsche Bank, que se desplomó un 10 % tras anunciar pérdidas récord de 6.800 millones.

Los mismos motivos llevaron a la Bolsa española a registrar el martes pérdidas del 2,39 %, por debajo de 8.000 puntos.

En esa sesión, aunque el mercado intentó recuperarse, la caída de más del 5 % de la Bolsa de Tokio, avivó las dudas de los inversores sobre el crecimiento mundial, una tesis que se vio reforzada tras la publicación de datos macroeconómicos en Alemania, donde la producción industrial se redujo en diciembre, frente al avance del 0,4 % que preveían los expertos.

A ello se unía la incertidumbre sobre la política de tipos de interés en EEUU, los bajos precios de las materias primas, y sobre todo, la situación de la entidad alemana Deutsche Bank, que volvía a desplomarse pese a intentar tranquilizar a los inversores, al asegurar que es "totalmente solvente".

Incluso, el Gobierno alemán aseguró que no había que preocuparse por la situación del banco.

Tras dos días consecutivos de fuertes caídas, en las que el mercado se dejó casi un 7 %, el miércoles la Bolsa consiguió rebotar el 2,73 %, gracias a que los inversores salieron en busca de gangas ante los precios tan bajos que registraban los valores.

También ayudaba la revalorización del petróleo, aunque los inversores estaban más atentos a lo que pasaba al otro lado del Atlántico, donde la presidenta de la Reserva Federal de EEUU (Fed), Janet Yellen, reconoció que las condiciones financieras "son menos favorables" para el crecimiento.

No obstante, reiteró su intención de continuar con una subida gradual de los tipos de interés, un hecho que no obstante podría retrasarse.

A pesar de que el mensaje de Yellen no fue tan optimista como se esperaba, el mercado continuó con las ganancias.

El optimismo que registró el IBEX 35 el miércoles se esfumó de nuevo el jueves y dio paso a nuevas pérdidas.

En concreto, el jueves, la Bolsa española perdió el 4,88 %, su mayor caída desde agosto de 2015, por debajo de 7.800 puntos, lastrada por la banca, ante el renovado temor a una nueva crisis financiera en Europa.

Pese a esos fantasmas, los analistas creen que las preocupaciones por la banca son "exageradas", ya que su situación es ahora muy distinta.

También el Eurogrupo mandó un mensaje de calma ante las turbulencias que agitan a la banca en bolsa, al mostrar su confianza en la fortaleza del sector.

Pese a estas declaraciones, las dudas sobre algunas entidades europeas se ha contagiado a la banca nacional, que ha sido uno de los sectores más perjudicados.

Dichas pérdidas se han suavizado gracias a las ganancias del viernes, cuando el IBEX 35 subió más del 2 %.

Al cierre de la semana, la prima de riesgo ha caído a 148 puntos básicos, a pesar de que ha llegado a tocar máximos en 170.