Investigadores del grupo ''Materiales Avanzados'' del Instituto de Ciencia de Materiales de Sevilla (ICMS-CSIC) y de la Universidad de Jaén, en colaboración con la Universidad de Patras (Grecia) y expertos del Instituto de Innovación, Ciencia y Empresa, han encontrado utilidad a uno de los residuos que se genera durante la producción de biodiésel.

Se trata de la glicerina, un subproducto orgánico graso que las empresas productoras acumulan sin encontrarle hasta ahora valorización posible para la gran cantidad total generada, ha informado la Fundación Descubre en una nota.

En el artículo ''Ceramics from clays and by-product form biodiesel production: Processing, properties and microstructural characterization'', publicado en la revista Applied Clay Science, los investigadores andaluces han demostrado que la incorporación de glicerina a la arcilla con la que se fabrican los ladrillos aporta propiedades aislantes, especialmente térmicas, debido a la porosidad que es capaz de proporcionar.

La glicerina, a partir de los 100 grados centígrados de temperatura de cocción, libera CO2 que queda atrapado dentro de la arcilla, ocasionando huecos o poros en su interior. En los ladrillos aislantes la conductividad térmica se obtiene precisamente mediante poros distribuidos uniformemente en su estructura interna.

A mayor cantidad de pequeños poros y menor interconexión entre éstos, menor es la conductividad térmica y, por tanto, mayor es el aislamiento y el ahorro energético.

Según los investigadores, aunque el uso de energías renovables y, en concreto el uso de biodiésel, puede reducir los gases de efecto invernadero entre un 57 por ciento y un 88 por ciento por cada kilómetro recorrido en comparación con el diésel fósil, aún quedan residuos del proceso que se pueden reciclar. Estos nuevos combustibles generan una serie de desechos que no se pueden volver a integrar en el mismo proceso de fabricación.

Para estos casos, "la cerámica de ladrillos no sólo sirve como depósito para el residuo inerte, sino que puede tener un efecto positivo en el material, como es el caso de la glicerina, que además permite controlar la porosidad y hacerla a medida", comenta el investigador del departamento de Ingeniería Química, Ambiental y de los Materiales de la Universidad de Jaén Luis Pérez-Villarejo, uno de los autores del estudio.

MEJORA DE LAS PROPIEDADES

Los investigadores han preparado compuestos cerámicos a base de arcillas a las que les han añadido glicerina en distintas proporciones para después someter la mezcla a métodos de moldeo y procesamiento convencionales, así como de cocción y enfriamiento. Las arcillas han sido extraídas de una cantera situada en Bailén, mientras que la glicerina ha sido facilitada por la empresa de biodiésel Linares Biodiesel Technology (Libitec), que trabaja con aceites de soja, girasol y palma.

Los resultados han constatado que la adición de este residuo mejoraba las propiedades tecnológicas de los productos cerámicos. Concretamente, tal y como señala Pérez-Villarejo, durante la fase de investigación se han añadido a la arcilla porcentajes de glicerina que han oscilado entre el cinco por ciento y el 20 por ciento. En los compuestos obtenidos se ha evaluado la conductividad térmica, el tipo de porosidad generada, la resistencia a la compresión, la absorción y succión de agua o la densidad, entre otras propiedades.

Así, los autores del estudio han concluido que con la incorporación de entre un diez por ciento y un 15 por ciento de glicerina a la arcilla se ha generado la suficiente plasticidad como para, manteniendo los valores de resistencia que se exige a los materiales destinados a la construcción, lograr aumentar notablemente su capacidad aislante, especialmente a efectos térmicos.

"Sólo con una adición del 15 por ciento de glicerina, la conductividad térmica del ladrillo cae hasta la mitad", señala el investigador, quien además apunta también una mejora en el aislamiento acústico.

El investigador destaca de este estudio los beneficios medioambientales que aporta, ya que "da salida a gran cantidad de los residuos generados por la creciente industria del biodiésel", al tiempo que aporta nuevos materiales que hacen "más viable" la construcción sostenible y facilitan el ahorro energético.