La fortaleza del consumo de las familias y de la inversión empresarial ha mantenido el crecimiento de la economía en el 3,2 % en 2016, tercer año consecutivo de avance, aunque se ha quedado una décima por debajo de lo que había previsto el Gobierno.

De acuerdo con el dato adelantado hoy por el Instituto Nacional de Estadística (INE), entre octubre y diciembre el ritmo de crecimiento trimestral se mantuvo en el 0,7 %, aunque en términos interanuales fue del 3 %, dos décimas menos que en el trimestre precedente.

De confirmarse este dato el próximo 2 de marzo, el crecimiento registrado en 2016 se habría quedado una décima por debajo del 3,3 % que avanzó la directora de la oficina económica de Moncloa, Eva Valle, el pasado 10 de enero, si bien coincide con lo oficialmente previsto en el último cuadro macroeconómico del Gobierno (3,2 %).

Para los expertos consultados, el crecimiento es achacable al consumo doméstico, gracias al impulso del empleo, una mejor fiscalidad y unas condiciones financieras más favorables.

No obstante, coinciden en que una parte importante se explica por factores externos, especialmente por las cifras récord de llegada de turistas y por el incremento en las exportaciones de empresas españolas, además de los precios del petróleo y los tipos de interés, pero estos factores pueden sufrir cambios en 2017.

La coordinadora del Servicio de Estudios del IEE, Almudena Semur, ha previsto que en 2017 el crecimiento será "más lento, en torno al 2,3 %, una vez que amainen "los vientos de cola" generados por los bajos precios del petróleo y de los tipos de interés, a lo que se sumarán incertidumbres externas derivadas del Brexit y de la política económica de EEUU.

Semur ha resaltado que España crece a un ritmo que duplica al de la eurozona, algo en lo que coincide el profesor de Esade, Pedro Aznar, aunque, a su juicio, la ralentización del crecimiento en la segunda parte del año pasado hace esperar que 2017 "será bueno, pero no tanto".

Las políticas de índole proteccionistas de Trump en EEUU pueden provocar una "una espiral de medidas en la misma línea que afecten al comercio mundial y por tanto a España", ha señalado Aznar.

Algo que también podía ocurrir, es que la economía se vea perjudicada por la normalización de los tipos de interés que quiere llevar a cabo el Banco Central Europeo, ya que hasta la fecha han sido muy bajos y España se ha beneficiado de unas condiciones de financiación muy favorables.

Para el servicio de estudios del BBVA, el avance de la economía en 2016 estuvo apoyado en la demanda doméstica, tanto privada como pública, ya que la demanda externa neta habría hecho una contribución marginal al crecimiento, a pesar de la recuperación de los flujos comerciales.

La economía española cerró el pasado año con un crecimiento del PIB que supera al previsto hace un año (2,7 %), algo en lo que ha coincidido la analista de la Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas), María Jesús Fernández, que lo ha atribuido a la caída del precio del petróleo o al espectacular año para el sector turístico.

No obstante, en las previsiones para 2017 "todo apunta que se va a frenar, una vez dejen de impulsar el PIB los precios del petróleo o los tipos de interés, al tiempo que tampoco cabe esperar un crecimiento tan intenso del turismo".

Para el responsable de análisis macroeconómico de Analistas Financieros Internacionales (AFI), Daniel Fuentes, el dato adelantado hoy confirma una desaceleración ya prevista para este año y que continuará en 2017, cuando sitúa el avance del PIB en el 2,5 %.

Fuentes ha achacado esta ralentización al descenso del consumo de los hogares, consecuencia del fin de los estímulos fiscales, del retorno a tasas de inflación positivas "moderadamente elevadas" y del menor ritmo de creación de empleo.