El Caixabank se posicionó hoy como uno de los actores principales del mercado bancario luso tras hacerse con el control del 84,5 % del Banco Portugués de Inversiones (BPI), el quinto mayor de Portugal, gracias a la buena acogida que tuvo su oferta de adquisición de acciones (opa).

Dos años después de lanzar una primera opa que acabó retirando, el banco catalán ha conseguido dominar una entidad en la que ya tenía el 45 % del capital, con una operación que implica un desembolso de 644,5 millones de euros y que supone la primera vez que Caixabank logra controlar un banco no español.

Con ello, el Caixabank se posiciona como "un player destacado del sistema financiero portugués", aseguró su consejero delegado, Gonzalo Gortázar, en la rueda de prensa celebrada en Lisboa para presentar los resultados de la operación.

"Estamos satisfechos con una compra que corresponde a una operación con mucha lógica de negocio y financiera", consideró el español, que cree que el BPI y el Caixabank "son dos entidades que se complementan perfectamente".

Tras el éxito de la opa, que tuvo un grado de aceptación del 71,59 %, Caixabank propuso el nombramiento de Pablo Forero, hasta ahora director general de la entidad catalana, como nuevo consejero delegado del BPI, en sustitución de Fernando Ulrich.

Forero "reúne todos los elementos para liderar este gran banco y para combinar lo mejor del BPI y lo mejor del Caixabank", según Gortázar, que destacó su "exitosa" experiencia internacional.

A pesar de estar liderado por un español, el BPI seguirá siendo "un banco portugués con estructura propia y con centro de decisión en el territorio" y la comisión ejecutiva mantendrá "una mayoría de gestores del actual equipo" para facilitar la integración en el grupo, aseguró el consejero del Caixabank.

Ulrich, que pasará a ocupar la presidencia del consejo de administración, defendió que el liderazgo ejecutivo del banco, que ahora forma parte del grupo Caixabank, debe estar en manos de alguien de la entidad española.

"El futuro que hoy se inicia va a ser mejor para todos, para los clientes y para los trabajadores", consideró el que hasta ahora lideraba el BPI.

Los nombramientos de Ulrich y Forero serán sometidos a votación en la junta de accionistas que se celebra el próximo 26 de abril.

Aunque el BPI pasa a formar parte del grupo catalán, mantendrá su marca en Portugal y también seguirá cotizando en la Bolsa de Lisboa.

"Esta operación es muy diferente de otras operaciones de Caixabank en el pasado, porque no teníamos presencia en Portugal. El BPI ya tiene su marca y no hay planes de cambiarla", explicó Gortázar.

En cuanto a los ajustes en la plantilla, continúa prevista la salida de unas 900 personas en los próximos tres años y el cierre de medio centenar de oficinas este 2017, como establecía el prospecto de la opa, aunque este documento es sólo "indicativo".

"La política social del Caixabank mantendrá los principios siempre seguidos por el BPI. No anticipamos despidos colectivos y las rescisiones serán siempre hechas por mutuo acuerdo", explicó Gortázar.

En la actualidad, el BPI cuenta con 5.507 empleados y 545 oficinas, con 1,7 millones de clientes.

Además, el BPI necesita realizar una emisión de deuda subordinada para reforzar sus ratios de capital, que será como mínimo de 225 millones de euros, según desveló Ulrich.

Gortázar aseguró que el Caixabank está preparado para suscribir esa emisión de deuda siempre que se haga "en condiciones de mercado".

Junto al Caixabank, sólo quedan en el banco la aseguradora alemana Allianz, con cerca del 8,4 % del capital, y otros accionistas menores, según detalló Gortázar.

La empresaria angoleña Isabel Dos Santos, que tenía un 18,6 % del capital y fue protagonista de un largo conflicto interno con el Caixabank en los últimos años, decidió vender su posición.

El BPI es el quinto mayor banco luso, por detrás de la estatal Caixa Geral de Depósitos, del Banco Comercial Portugués, del Novo Banco y del Totta, división lusa del Banco Santander que mejoró en este ránking tras la compra del Banif.