La idea de montar una empresa propia y dejar atrás a lo jefes para ser uno mismo el dueño resulta de lo más atractiva, pero también es cierto que conlleva una serie de riesgos asociados de los que hay que ser conscientes antes de dar el primer paso. Las nuevas empresas han de tener en cuenta una serie de factores, entre ellos, es muy conveniente que conozcan el mercado al que quieren entrar. Y, para hacer esto, lo mejor es observar a otros que estén en la misma situación o que, al menos, sean similares. El directorio de empresas Empresite ayuda a conocer a la competencia del sector, lo que lleva a poder valorar el dinero que se necesitará en un principio, las ganancias estimadas con las que se van a poder contar y, al tiempo, sirve para darse a conocer y para poder llegar a diferentes proveedores que ayuden a reducir gastos. Vamos a repasar las claves más destacables para quienes quieran lanzarse a esta aventura.

1- Hay que contar con una buena idea, pero también hay que saber cómo llevarla a cabo. Es aquí donde interviene, directamente, la creación de un plan de empresa que lleve consigo una hoja de ruta a seguir. Y éste ha de contemplar también los momentos en los que la empresa está comenzando (que suelen ser los más complicados y en los que hay más gastos que beneficios), pero también cuando se pasa por cualquier tipo de brecha económica. Si se consulta un directorio de empresas, como el mencionado, se podrá ver su evolución a lo largo del tiempo. Una buena idea es centrarse en empresas del sector y que estén, más o menos, en la misma zona, ya que público objetivo variará en función de esto.

2- Es importante ser consciente de que crear una empresa no supone, inmediatamente, lograr ventas y beneficios, más bien al contrario. Aunque esto pueda suceder será en las menores de las ocasiones y como casos aislados. El triunfo de una empresa viene más bien asociado a un trabajo constante a lo largo de un periodo de tiempo amplio. Ocurre, incluso, cuando el bien o servicio son bastante demandados porque hay que llegar, sí o sí, a los clientes y presentarlas la nueva marca, ganar su confianza y fidelizar. Esto no se consigue en un corto plazo. De nuevo, el ver la evolución misma de otras empresas ofrecerá una visión más clara acerca de este asunto.

3- Requieren de una importante inversión. Por supuesto, la parte económica variará en función de la empresa que se tenga en mente y del bien o servicio que se pretenda ofrecer, pero por mucho que se intente economizar siempre habrá una serie de gastos completamente ineludibles como: la creación misma de la empresa (y el papelo que ello supone), el contar con un asesor fiscal para que lleve las cuentas (sino se es experto en esta materia, es la mejor opción para evitar problemas mayores de cara al futuro) o el mismo mantenimiento. Echa un vistazo a otras compañías, a cómo empezaron y cuáles fueron sus beneficios en esos momentos... Sino se cuenta con un colchón, resultará muy complicado seguir adelante con el proyecto.

4- Elegir el sitio adecuado. Es muy probable que hayas visto empresas que han tenido que echar el cierre por no encontrar a su target, pero que hayas pensado que ese mismo proyecto, en otro lugar, triunfaría sin lugar a dudas. Esto ocurre porque muchas veces no se tiene en cuenta a quién se pretende vender lo que se oferta, sólo que la idea es buena. Y, aún suponiendo que esto sea así, sino se llega al público objetivo, se fracasará en el intento. Muchas compañías lo que han hecho es crecer gracias a Internet, eliminando todo tipo de fronteras y es ahí donde han encontrado su mercado. Es una buena idea pararse a pensar si lo que se ofrece tendría mejor aceptación en un entorno físico, en la Red o en ambos. No hay que dejar de lado la idea de que contar con una tienda física siempre lleva consigo unos gastos extra que pueden ser difíciles de asumir en un principio, pero también ofrecen cercanía con el comprador, lo que en determinados casos es la clave del éxito.

5- Y, por último, hay que elegir cómo se va a desempeñar la actividad profesional. En ocasiones, lo más apropiado es comenzar como autónomo y, después, plantearse la creación de una Sociedad Limitada o, si se da el caso, de una Sociedad Anónima. Pero hay más variantes y hay que estudiar cada caso en concreto para optar por la mejor elección. Incluso siendo autónomos, esto conlleva una serie de gastos mensuales (se consigan o no ventas) De nuevo, resulta interesante saber qué hicieron otras empresas similares antes que tú, cómo se registraron y llevaron a cabo su actividad empresarial.