El tema de los honorarios respecto a los servicios que realizan los abogados suele estar siempre envuelto en la carestía de los mismos. Seguro que a los abogados les encantaría que el cliente estuviera contento con los honorarios que nos cobran. Haciendo esto se alejarían para el profesional esos desencuentros que suelen producirse entre el cliente que considera que se cobra mucho y el abogado que piensa, que cobra lo justo por su trabajo. En algunos casos el cliente no dice nada, pero suele generarse tensión entre ambos.

Los Abogados en Tenerife, como los del resto de la península, sufren el mismo problema respecto a los honorarios de los abogados. Los abogados de accidentes, al igual que los de cualquier otro tipo de asunto, están su legítimo derecho de poner el precio que ellos precisen como justo para realizar su labor, aunque el “caché” del abogado en cuestión, su experiencia y lo bueno que sea en su profesión cuentan y mucho.

Como es lógico, el cliente suele llegar al despacho del abogado en cuestión en situaciones tanto personales como patrimoniales complejas. En este momento es cuando ve como para obtener la ayuda que precisa, debe de pagar a un abogado. Si uno se pone en el papel del cliente, puede entender la desesperación con la que cuenta y también, como no, la de un profesional que tiene que invertir su tiempo y su trabajo en prepararse el caso para darle la mejor solución al cliente.

Quizás, en estos casos lo mejor sería que tanto el cliente como el abogado fueran francos y gestionaran este tema adecuadamente, ya que así se crea una relación profesional más limpia y en la que los dos están bien cada uno en su posición.

Si de verdad queremos analizar el problema en cuestión, hay que partir de la base que para el usuario que acude a solicitar los servicios de un abogado, es francamente complicado evaluar el servicio en términos económicos. El cliente en la mayoría de los casos desconoce la complejidad de la profesión y los elementos que este trabajo tiene asociados, así como la intangibilidad de los temas jurídicos.

Hablando en plata, es complicado percibirlo de forma material, además que la percepción social que tienen los honorarios profesionales de los abogados suele ser de “caros”. Todo ello hace que, si uno va a un abogado, lo lógico es estar altamente sensible al proceso de establecimiento de las minutas. No digamos ya si ese proceso se gestiona de forma poco adecuada.

Un caso práctico

En el caso de un divorcio en Tenerife, como en el resto de España, hay que elegir un abogado y un procurador. Elegir un abogado de divorcio tampoco es fácil, la situación en la que el cliente afronta dicha situación es complicada. Situaciones sentimentales que no solo afectan al marido y a la mujer, también a los hijos si los tienen y a toda la familia. Un momento por el que nadie quiere pasar, pero que necesita la ayuda de un experto en leyes que vele por los derechos que tiene cada parte.

El valor de los honorarios es algo totalmente subjetivo y que variará en cada cliente. Lo que está claro, es que el abogado es un profesional que pone todo su conocimiento y sabiduría profesional a trabajar para que la persona que busque un divorcio amistoso, un Divorcio Express o un divorcio de mutuo acuerdo. Seguro que el cliente si la solución que se da a su caso es óptima, en muchos de los casos, no se acordará del tema de los honorarios y si del buen trabajo del profesional.

En esta problemática, lo mejor es que el abogado ponga “la carne en el asador” en algunos temas, como por ejemplo ayudar a que el cliente tenga unas expectativas y una valoración económica ajustada a ellas. Un buen asesoramiento para el cliente es dinero bien empleado, por lo que deben explicar bien la situación del caso, las posibilidades existentes y medidas que se van a tomar, asó como preocuparse por todo lo que concierne al caso.

El cliente tiene que estar informado en las distintas fases del mismo. Si es el cliente el que tiene que llamar porque lleva semanas sin saber nada o no saber en qué fase se encuentra su caso, le parecerá que el servicio que da el abogado deja mucho que desear.

Los usuarios pedimos, como en cualquier servicio que se haga una facturación clara y detallada. La transparencia es fundamental. Queremos saber cuánto costará el trabajo del profesional. Si los abogados son transparentes, el cliente se va a sentir más satisfecho y así no se llevará desagradables sorpresas.

Finalizamos volviendo a incidir en que es fundamental la comunicación fluida y clara entre abogado y cliente para que no se produzcan malos entendidos que solo llevan a que crear un ambiente de desconfianza que en nada beneficia al caso y a su desarrollo.