La pequeña ciudad china de Zunyi (sur), lugar emblemático dónde Mao Zedong tomó las riendas del Partido Comunista, es ahora pionera en la implantación de un nuevo sistema de reparto de la tierra que ha transformado la industria del té, motor económico de la zona.

Corría el año 1935 cuando el líder comunista chino Mao Zedong, que entonces era un jefe guerrillero de provincias, acudió a una importante reunión en Zunyin de la que salió convertido en la máxima autoridad del Partido Comunista de China (PCC), haciéndose también con las riendas del Ejército Rojo, hasta su muerte en 1976.

Este hito convirtió el lugar en punto de peregrinación y en símbolo de la revolución comunista, pero eclipsó el potencial de sus fértiles tierras atestadas de té, cuyo reparto deficitario apenas permitía la supervivencia de los campesinos, y frenó el desarrollo de la industria.

Una industria que según Zhuo Guo Fu, presidente del Instituto Internacional de Investigación del Té es "fundamental para la eliminación de la pobreza", tal y como señaló durante la ceremonia de apertura de la tercera edición de la Exposición Anual de Té de Meitan (municipio de Zunyin) que finalizó ayer domingo.

Ante una audiencia de más de 4.000 profesionales del sector, destacó que "el año pasado se procesaron 284.000 toneladas de té en toda la provincia de Guizhou, lo que supuso unos ingresos de 29.900 millones de yuanes (3.969 millones de euros) y que "esperamos poder doblar esa cifra en 2017".

Pero, ¿qué es lo que hace especial a este lugar frente a otras prósperas provincias del sur que llevan años siendo líderes en la producción y exportación de té a otros países?.

La respuesta es que hace una década Meitan se convirtió en el primer municipio de toda China que implantó un nuevo sistema de reparto de la tierra basado en la cooperación, que ha servido como proyecto piloto para otros municipios que quieren seguir su ejemplo.

Antes los campesinos trabajaban pequeñas parcelas de tierra de propiedad estatal y apenas obtenían ingresos suficientes para sobrevivir, pero en el 2007 un grupo de jornaleros creó una cooperativa "revolucionaria, que cambió su vida para siempre", dijo Chen Tingmin, uno de los gestores de la asociación.

"Hay tres aspectos fundamentales que han cambiado: el alquiler de la tierra, el salario de los jornaleros y el hecho de que los trabajadores puedan ser accionistas sobre los beneficios de lo que producen", explicó.

Según Chen, cada miembro de la comunidad aporta la cantidad de capital que puede y en función de esa aportación recoge sus beneficios, que pueden alcanzar hasta los 9.000 yuanes mensuales (unos 1.200 euros), aunque la media está en unos 1.500 yuanes (199 euros).

A tan sólo unos kilómetros del pueblo se encuentra el llamado "Mar del Té", nombre que el expresidente Hu Jintao dio a este paraje en una visita al lugar en 1987.

Hasta donde alcanza la vista, un océano verde cubre unas 16.000 hectáreas dónde más de 1.200 campesinos extraen con cuidado las pequeñas hojas de té que, una vez arrancadas, tardan tres días en volver a crecer, lo que permite una recolección ininterrumpida.

No obstante, el mes de abril se considera la mejor estación para la recogida, lo que duplica los turnos de trabajo y añade horarios de noche para procesar el té lo suficientemente rápido.

Los coloridos sombreros de bambú asoman entre las hileras de té mientras hombres y mujeres se afanan por arrancar el mayor número de hojas posibles y sus bebés juegan en los campos cercanos o son testigos de su labor, metidos en grandes cestos de mimbre que sus padres cargan a la espalda.

"En nuestro caso, funcionamos como puente entre los campesinos y las compañías de té", explicó Zheng, gestora de la Cooperativa Lianbanglincha, de la que forman parte 57 empresas y 21 agricultores.

"Para nosotros lo más importante es cumplir con los estándares de calidad", añadió, y subrayó que este año la asociación consiguió entrar dentro de los estándares de exportación de la Unión Europea.

Asimismo, Zhen enfatizó que la cooperativa se define como "ecológica y cien por cien comprometida con el medio ambiente", por lo que no utilizan pesticidas de ningún tipo y evitan las plagas con métodos naturales, como lámparas de luz o carteles de colores llamativos que repelen a los insectos.

En un país en el que 18 millones de personas viven de la industria del té, Meitan quiere poner la provincia de Guizhou "a la altura" de otros grandes productores como las provincias de Yunnan o Sichuan, tradicionalmente a la cabeza de este sector en el gigante asiático, aseveró Zhen.