El expresidente de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) Modesto Crespo, en el banquillo por la quiebra de la entidad, ha alegado esta semana en su defensa que carecía de conocimientos y que su papel era meramente institucional, lo mismo que dijo en su día el exresponsable de CCM Hernández Moltó.

Crespo está siendo juzgado junto a otros siete exdirectivos de la entidad, intervenida por el Banco de España en julio de 2011, acusados de varios delitos societarios, entre ellos estafa continuada y falsedad contable en los estados financieros de 2010 y del primer semestre de 2011, así como de cobrar indebidamente 47,3 millones de euros de indemnizaciones.

En su defensa, ha alegado que "hasta quince días antes" de la intervención de la entidad por parte del Banco de España las noticias sobre el estado de la caja "eran siempre positivas", y que carecía de conocimientos técnicos sobre el negocio bancario.

Su labor al frente de la CAM, entre junio de 2009 y julio de 2011, se limitó a "ayudar" en lo que pudo, pues carecía de "conocimientos técnicos y contables" sobre una actividad que no le interesaba, por lo que el resto de directivos no le preguntaban nada porque su opinión no les servía.

Hasta el punto de que, durante el fallido proceso de fusión con otras cajas de ahorros para crear el Banco Base, Crespo no asistió a la reunión con los directivos del resto de entidades porque se fue "a "visitar ''outlets'' de zapatos con las señoras" de los otros representantes.

El argumentario recuerda al empleado por el expresidente de la Caja de Castilla-La Mancha Juan Pedro Hernández Moltó, condenado a dos años de cárcel por falsear las cuentas de la caja y que durante el juicio alegó que su papel en la entidad era el de mero "animador sociocultural".

Como "presidente institucional pero no ejecutivo", afirmó, no era "Don Tancredo" inmóvil pero estaba al margen de la operativa de la entidad.

Nada de esto convenció al tribunal, que en sus conclusiones señalaba que "resulta hasta sarcástica" la actitud durante el juicio de Moltó, "absolutamente inadmisible", ya que trataba de "colocar la imagen de que era ''animador sociocultural de la caja'' y con parecidas funciones a las de una ''reina madre''".

En cuanto al resto de acusados por la quiebra de la CAM, varios de ellos se han escudado en la supervisión a la que estaban sometidos por parte del Banco de España y al rigor de las cuentas, que fueron auditadas por KPMG.

Como había hecho durante casi dos décadas, explicó el ex director general Roberto López Abad, KPMG auditó las cuentas de 2010, objeto de la causa, que fueron admitidas "sin salvedad alguna".

Aunque admitió que en ocasiones "hay imprevistos y hay que corregirlos", como por ejemplo un real decreto que modificaba los requerimientos de capital, el respaldo de la firma auditora garantizaba el rigor contable.

Y además, dijo al tribunal, el Banco de España "se cuidó de que los números dieran para todo".

En opinión de la ex directora general de la CAM Dolores Amorós, que también ha declarado esta semana como acusada, el papel del Banco de España fue agridulce, ya que, según ella, intentó que se suspendieran los test de estrés, al obligarles a aplicar para el ejercicio 2011 normativa contable que el resto de entidades no tuvo que asumir hasta 2012 o 2013.

Por el banquillo de los acusados han pasado, además de Crespo, López Abad y Amorós; los exdirectores de Planificación y Control Teófilo Sogorb; de Recursos, Vicente Soriano; de Inversiones y Riesgo, Francisco José Martínez; de Financiación y Gestión de Liquidez, Juan Luis Sabater; y de Información Financiera, Salvador Ochoa.

Concluidas sus declaraciones, el próximo lunes se reanuda la sesión con las declaraciones de los testigos.