Las autoridades laborales japonesas han reconocido que el suicidio en marzo pasado de un empleado en las obras del nuevo estado olímpico de Tokio para los Juegos Olímpicos de 2020 estuvo motivado por el exceso de trabajo.

Así lo ha determinado la Oficina de Inspecciones Laborales de Shinjuku, en Tokio, menos de tres meses después de que la familia del trabajador, de 23 años, denunciara el caso, reveló su abogado en una rueda de prensa recogida hoy por los medios locales.

El letrado valoró la importancia y la rapidez de esta decisión tomada el pasado viernes, que a su juicio refleja la consideración de las autoridades sobre el impacto social del caso, en una comparecencia recogida por la cadena estatal NHK.

La investigación de las autoridades laborales determinó que en el mes previo a su muerte, el empleado trabajó más de 190 horas extra -muy por encima de las 80 recomendadas por la legislación laboral japonesa-, y concluyó que el fallecimiento derivó de la depresión y otros problemas psicológicos causados por su horario laboral.

El joven, cuyo nombre no ha trascendido, se unió a la empresa Sanshin, subcontratada por el grupo Taisei -encargado principal del proyecto- en abril de 2016, tras graduarse en la universidad, y desde diciembre gestionaba las obras del suelo del estadio.

El 2 de marzo el empleado informó a la compañía de que renunciaba y tras más de un mes desaparecido, el 15 de abril se halló su cuerpo en la prefectura de Nagano (centro), junto a una nota de suicidio.

Tras conocer la decisión de la oficina de inspección laboral, los padres del fallecido calificaron de sumamente lamentable que no se pudiera salvar la vida de su hijo e instaron a los empleadores a evitar nuevos casos en un comunicado.

El reconocimiento de este caso se produce en la misma semana en que el gigante de la publicidad Dentsu fue condenado a pagar una multa por su responsabilidad en el suicidio de una empleada por este motivo y en la que la NHK admitió que la muerte de una periodista en 2013 se debió también a sus largas jornadas laborales.

El Gobierno nipón aprobó en 2015 una ley para frenar esta práctica, pero la falta de rigor de las empresas al registrar las horas extras y la disponibilidad de los empleados a alargar sus jornadas para recibir bonificaciones, dificulta su control.

Según el último informe estatal sobre la materia, en 2016 se registraron 191 casos de "karoshi", incluidos los suicidios.