La planta de producción de vehículos de la marca Holden, filial de General Motors, en la ciudad de Adelaida cerró hoy sus puertas y deja a Australia sin industria automotriz de fabricación nacional.

"Me siento triste como todos al ver el fin de una era, uno no puede dejar de sentirse sentimental frente al cierre", declaró hoy el primer ministro australiano, Malcolm Turnbull, en la cadena 3AW en referencia a la emblemática marca australiana.

Holden, que ha construido más de 7,5 millones de coches desde que fabricó su primer vehículo en 1948, pone fin a su producción y deja en peligro unos 2.500 puestos de trabajo en la empresa y su red de abastecimiento, según el Sindicato Australiano de Trabajadores Manufactureros.

"Cuando cierren las puertas de Holden, la industria de fabricación de vehículos cerrará para siempre", dijo el secretario estatal del sindicato, John Camillo, en declaraciones citadas por la agencia local AAP.

Por su lado, el director de comunicaciones de Holden, Sean Poppitt, comentó que para la empresa se trata de "celebrar Australia, no de lamentarse".

La planta de Adelaida, que actualmente tenía 950 trabajadores, abrió en 1963 y en su período de auge, entre 2003 y 2005, produjo 750 coches por día, incluyendo los modelos VY Commodore, Adventra, Crewman, Caprice y Statesman.

Holden es el último fabricante de vehículos que cierra sus puertas en el país oceánico después de que Toyota hiciera lo mismo a principios de mes y Ford el año pasado.

La industria automotriz australiana atribuyó los anuncios del cierre a la apreciación del dólar australiano, la crisis en los países que importan sus unidades, así como a los crecientes costes de producción y altos aranceles a los que está sujeta en Australia la exportación de vehículos.