Francia se convirtió en 2017 en el país con la fiscalidad más alta de la OCDE, con un 46,2 % de su producto interior bruto (PIB), por delante de Dinamarca, que tuvo un descenso de dos décimas al 46 %, mientras que España, con un 33,7 % se quedó ligeramente por encima de la media, del 34,2 %.

En su informe anual de tendencias de impuestos publicado hoy, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) señala que el pasado año México repitió una vez más en el extremo inferior de la tabla, con un 16,2 %, cuatro décimas menos que en 2016.

Le siguió con la segunda fiscalidad más baja en el conocido como "Club de los países desarrollados" Chile, con un 20,2 %, igual que un año antes; Turquía, con un 24,9 % (cuatro décimas menos); Corea del Sur, con un 26,9 % (siete décimas más), y Estados Unidos, con un 27,1 % (1,2 puntos más).

Junto a Francia (que elevó el peso de los impuestos en siete décimas de PIB en un año) y a Dinamarca, también superaron el umbral del 40 % Bélgica (44,6 %), Suecia (44 %), Finlandia (43,3 %), Italia (42,4 %) y Austria (41,8 %).

La media de la OCDE subió dos décimas respecto a 2016 hasta el 34,2 %, siguiendo la tendencia al incremento que se constata desde la crisis financiera. Ese mismo movimiento se registró en España, con una subida de cinco décimas hasta el 33,7 %.

En contra de esa corriente general, en Islandia se produjo un bajón en 2017 de 13,9 puntos en un año, desde el 51,6 % al 37,7 %, lo que se explica por una contribución excepcional que se recaudó en 2016 para dar estabilidad financiera al país, sacudido por la crisis financiera.

Como viene siendo habitual, el pasado año las cotizaciones sociales fueron la principal fuente de recaudación de impuestos en la OCDE, con un 26,2 % del total, seguida del impuesto sobre la renta (23,8 %) y del impuesto sobre el valor añadido (20,2 %).

Otras tasas sobre el consumo supusieron un 12,5 %, mientras que el impuesto de sociedades representó un 9 % y los gravámenes sobre la propiedad un 5,7 %.

En España, la principal diferencia respecto a ese patrón fue el peso relativamente mayor de las cotizaciones sociales (34,2 %).

Por lo que se refiere a la atribución del dinero recaudado por impuestos, España aparece como uno de los países de la OCDE con una estructura más descentralizada, ya que la administración central se llevó en 2016 un 41,6 % de la recaudación fiscal, frente al 53,2 % de media en los Estados federales y al 63,5 % en los unitarios.

Eso se debe no tanto al dinero que gestionan las autonomías (un 14,7 %, frente al 17,6 % de media en los países con estructura federal), sino a que la Seguridad Social se lleva una parte muy superior (del 33,2 %, comparado con el 21,2 % de media en los Estados federales y del 24,8 % en los unitarios).