El expresidente de Bankia Rodrigo Rato ha señalado al expresidente del Gobierno Mariano Rajoy al asegurar que este fue el responsable final de su salida de la presidencia de la entidad, el 7 de mayo de 2012, momento en el que se inició "la intervención política".

Así lo ha indicado durante su comparecencia en la segunda sesión del juicio por la salida a Bolsa de Bankia, que se reanudó ayer martes en la Audiencia Nacional de San Fernando de Henares (Madrid) y prosigue este miércoles con las preguntas de la fiscal del Ministerio Público Carmen Launa.

Rato, que cumple actualmente una pena de cuatro años y medio en la cárcel de Soto de Real (Madrid) por el caso de las ''tarjetas black'', ha apuntado también a la exministra de Economía Elena Salgado por la salida a Bolsa del banco, al asegurar que fue la que en última instancia dio el ''visto bueno'' a esta operación a un precio con un descuento "importante".

De hecho, ante la sección cuarta de la sala de lo Penal, Rato ha dicho que tanto el Banco de España como el propio Gobierno apresuraron al banco a salir a Bolsa en un tiempo limitado de tan solo unos tres meses, ya que, en caso contrario, Bankia sería nacionalizada.

"No era solamente una estrategia mercantil, la idea era que saliéramos de una vez de la situación anómala de las cajas en la que no se tiene acceso a capital. Yo compartía esa estrategia, era válida y positiva", ha subrayado el principal acusado del ''caso Bankia''.

En este sentido, el que también fuera exdirector gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) ha defendido reiteradamente el precio de la acción de Bankia en el momento de su debut bursátil, ya que, pese al descuento, confiaba en que el plan de negocio llevaría a unas ganancias futuras.

Según ha indicado, BFA-Bankia tenía muchos argumentos a favor para llevar a cabo esta operación. "Era el mayor banco por activos, tenía más de diez millones de clientes, una gran preponderancia en determinadas regiones y gran capacidad para recortar gastos", ha declarado.

La entidad había establecido en torno a 600 y 800 millones de euros el recorte de gastos recurrentes que se conseguiría de forma anual con la operación. "Las sinergias que se planteaban en la estrategia eran perfectamente razonables", ha precisado.

Además, para Rato, el descuento en el precio de las acciones no era un aspecto importante para la sociedad matriz (BFA), que mantenía la participación en su balance como una inversión estable, no dispuesta para la venta. "Había que hacer una valoración a largo plazo", ha apostillado.

El expresidente de Bankia ha negado que se planteara la viabilidad futura del banco antes de su salida a Bolsa por el deterioro que pudiera producir el descuento en el precio de las acciones. "Nadie pensó que se tendría que hacer luego un ajuste, lo importante en ese momento era cumplir con el plan de negocio", ha reiterado.

Asimismo, ha señalado que el consejo de administración pensaba que el recorrido de la acción iba a ser "favorable" una vez se asentara el proyecto. Las agencias de rating, incluso, otorgaban a Bankia el grado de inversión. El precio al que se debutó fue el fijado por el mercado.

PRIMERAS DUDAS SOBRE EL PRECIO

Caja Canarias, una de las siete cajas que formaron Bankia en el momento de su constitución, fue la primera que planteó dudas sobre la valoración de las acciones de la entidad en su salida a Bolsa.

Rato ha recalcado que Caja Canarias se planteó este problema por primera vez en septiembre de 2011, mientras que la matriz aun mantenía la confianza en que se revalorizaría a medida que se cumpliera con el plan establecido. En diciembre de ese mismo año comenzarían las dudas sobre el descuento de las acciones en la cúpula de BFA.

En este sentido, el banquero ha relatado que Caja Canarias se reunió con el que entonces fuera director general de Supervisión del Banco de España, Jerónimo Martínez Tello, quien le aseguró que "no se preocupara, que lo importante era cumplir con el plan".

CULPA A LAS DECISIONES POLÍTICAS

Bankia, que contaba con un nivel de capital del 7%, pasó a tener un nivel insuficiente en febrero de 2011 por el Real Decreto Ley que obligaba a elevarlo hasta 10%. Este nuevo requisito llegó vía Congreso de los Diputados y del Gobierno. Se trataba de un cambio de escenario que no respondía a la estrategia autónoma de la entidad.

"Teníamos que subir el nivel de capital en un 30% por una medida cuyo impulsor fue el Gobierno", ha criticado, subrayando que los cambios regulatorios que llegan por decisiones políticas son los mayores obstáculos para los bancos.