En todo el proceso negociador entre las empresas y el Gobierno central ha estado en representación de los trabajadores del sector el tinerfeño Antolín Goya, secretario general de la Coordinadora Estatal de Estibadores Portuarios. Lleva 21 años trabajando en el sector portuario y 14 desde que está al frente de la coordinadora estatal. Ahora, tras cinco años de negociaciones, se muestra satisfecho con el acuerdo final alcanzado, fruto de "un cambio en el Gobierno de España con un PSOE que ha querido dialogar y negociar" para poner fin al conflicto después de que las conversaciones se enquistaran con el anterior ministro de Fomento Íñigo de la Serna (PP) quien, según afirma, "mantuvo una posición no negociadora con la intención de llevar a cabo un despido masivo de todos los trabajadores que desarrollaban la estiba en los puertos, despidos que, además no iban a representar coste alguno para las empresas ya que pretendía utilizar fondos públicos para liquidar la extinción de los contratos, según apunta Goya.

¿Qué es lo que se ha conseguido con este acuerdo?

Se ha puesto de manifiesto que era perfectamente posible cumplir con los requisitos de la Comisión Europea y el Tribunal de Luxemburgo sin necesidad de aplazar los derechos de los trabajadores que venían desarrollando su actividad. Desde el primer momento mantuvimos este criterio y se ha puesto de manifiesto claramente que era perfectamente posible cumplir con la norma europea y para llegar a este resultado no era necesario un despido masivo como se había planteado, menospreciando la capacidad negociadora de las partes.

¿Se garantiza por tanto la estabilidad en el empleo?

Por supuesto. Se garantiza la estabilidad laboral y la capacidad negociadora en las comisiones de trabajo y a la vez se puede cumplir con el requisito europeo que establece que cualquier empresa pueda decidir libremente si se asocia o no con el resto de empresas estibadoras y, por lo tanto, si contrata o no contrata a través de la asociación de estiba.

¿Este acuerdo permite además la competitividad entre puertos?

Efectivamente. Pensemos que lo que necesitan las empresas en un sector como el de la estiba es tener un equipo de trabajadores formados, con un alto nivel de producción, que además en una figura como los centros portuarios les permite un abaratamiento de costes importantes porque comparten los gastos de estructura, formativos y cotizaciones, entre otros, y al mismo tiempo les ayuda a mantener un alto nivel de producción y de profesionalidad. En este sentido, cuando una empresa tiene barcos para carga o descarga utiliza estos medios y cuando no es así, los utiliza otra empresa. Creemos que así es más atractivo y más potente, logrando además que el modelo compita con otros modelos europeos.

¿Ha sido un acuerdo positivo para todas las partes?

Primero alcanzamos un acuerdo entre empresas y trabajadores, que luego trasladamos al Gobierno y este luego lo trasladó a la Comisión Europea. Finalmente, el acuerdo consta de un real decreto ley que regula los centros portuarios de empleo así como el modelo de la subrogación, que deja a las partes la posibilidad de pactarla y un real decreto que se aprobó el pasado viernes. Este decreto regulaba la formación, el certificado de profesionalidad y un plan de ayudas para prejubilaciones. Estamos muy contentos con el resultado final que se ha alcanzado.

Y si ha sido tan positivo ¿por qué se enquistó tanto tiempo?

Porque ha habido un cambio de actitud en el ministerio de Fomento con la entrada de un nuevo Gobierno. Veníamos de la etapa de un ministro como Íñigo de la Serna donde la capacidad de negociación era nula y la preocupación que tenía, no solo con nosotros, sino con las empresas del sector, tampoco existió. Tras su salida nos encontramos con un Gobierno socialista dispuesto a escuchar, entendiendo que la solución que planteaba Europa no pasaba por menospreciar las condiciones laborales de los trabajadores y para nosotros, haber logrado un acuerdo en este sentido es una gran noticia. Aunque no ha sido nada sencillo; hemos tenido que poner muchos argumentos sobre la mesa y la ley, aunque no es perfecta, sí es verdad que el resultado permite dar estabilidad al sector, que nos permitirá seguir compitiendo y crecer y, por supuesto, nos ofrece garantías de futuro para nuestra profesión.

¿Qué líneas rojas se marcó desde su posición?

Nosotros planteábamos que hubiera una correlación en el trabajo de nuestro sector. Queríamos que tanto las empresas como los trabajadores tuvieran capacidad para negociar la subrogación, que está pactada ya en un acuerdo marco; el real decreto lo que hace es darle validez a este pacto por si no estaba lo suficientemente claro y, por otro lado, define la figura del nuevo centro portuario que es la transformación de las sociedades de estiba, que no es otra cosa que una Empresa de Trabajo Temporal (ETT) específica. Lo que ocurría es que la normativa por la que se rigen las ETT no se acomodaba a la realidad de los puertos y no servía para fijar su funcionamiento. En una ETT los trabajadores tienen contratos temporales mientras que en el sector portuario la inmensa mayoría de los trabajadores tienen un contrato indefinido, por lo que era necesario acomodar el modelo.