Aunque el segundo y último debate de la campaña electoral, celebrado la noche de ayer entre representantes de los cinco grupos políticos con representación en el Congreso, partía desde su concepción con la etiqueta de debate de segunda división, finalmente resultó mucho más ágil de lo esperado y con mayor contenido que el "cara a cara" que protagonizaron el pasado lunes los candidatos a la Presidencia del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba (PSOE) y Mariano Rajoy (PP).

Así, ayudados por un formato más dinámico, los participantes se mostraron menos nerviosos y más certeros en sus discursos, en los que, bajo un argumento más técnico, se abordaron cuestiones más cercanas a la calle, entre las que tuvieron especial relevancia la sanidad, la educación, el empleo y las pensiones, así como el final de la violencia de ETA, los casos de corrupción política y la reforma electoral.

Por parte del PSOE intervino el ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, mientras que el enviado del PP fue el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, en lo que se considera un gesto de Rajoy a su presumible entrada en su próximo Ejecutivo si, tal y como auguran todas las encuestas, resulta vencedor el 20N.

En representación de IU, estuvo Gaspar Llamazares, después de que la Junta Electoral Central desestimara el recurso presentado por ERC para ocupar su lugar, mientras que Pere Macías, por CiU, y Josu Erkoreka (PNV) completaron el "reparto". A lo largo de sus intervenciones, ambos intercalaron una serie de reivindicaciones en clave nacionalista como el pacto fiscal que Macías demandó como "garantía" para poder llevar a cabo una política social.

Responsabilidad compartida.- Como punto de partida, en el bloque referido a la economía y al empleo, IU, CiU y PNV repartieron la culpa de la crisis económica entre populares y socialistas, mientras que Jáuregui intentó evadir responsabilidades señalando a la coyuntura internacional y aludiendo de manera velada al Gobierno de Aznar por el fomento de la burbuja inmobiliaria. Además, denunció la falta de apoyo de los populares, sobre lo que argumentó que "el Gobierno no ha tenido la ayuda del PP en un momento tan complicado y tan delicado como el que hemos vivido".

En esta línea, enfatizó que el principal partido de la oposición ha tenido "una estrategia de cuanto peor, mejor porque quería que la crisis le llevara a ganar las elecciones". Por contra, aseveró que "en los momentos críticos de la historia de la democracia el PSOE siempre ha estado ayudando a España, mientras el PP no ha estado a la altura de las circunstancias".

Frente a estas acusaciones, Gallardón señaló que el PP "ha estado ayudando siempre" y, a modo de ejemplo, citó el sí del líder popular "en cinco minutos" a la propuesta del jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, sobre la reforma de la Constitución. Del mismo modo, el "número cuatro" en la lista del PP por Madrid sentenció que lo que no puede hacer un Ejecutivo es decir que "la culpa la tiene otro" y apuntó que si el PP llega al Gobierno "jamás" dirá que "la culpa viene de fuera".

Entre tanto, Llamazares recriminó las reformas auspiciadas por el Ejecutivo en materia laboral, que, a su juicio, han derivado en la consecución del despido objetivo "como un arma de destrucción masiva".

Privatización encubierta.- En el apartado reservado a las políticas sociales, fue el representante del PP el principal foco de las críticas al recriminarle los recortes acometidos en esta materia en las comunidades autónomas gobernadas por su partido y que, según el resto de formaciones, podría ser la linea a seguir por Rajoy si llega a la Moncloa. De este modo, Jáuregui esgrimió que lo que dice el candidato popular no tiene nada que ver con lo que está pasando donde gobierna este partido, con una "privatización encubierta" de la sanidad y la educación y una degradación de sus servicios.

No obstante, según Gallardón, el PP mantiene el "compromiso" de preservar la "universalidad y calidad" de los servicios públicos "sin ningún tipo de merma", por lo que la educación, la sanidad y las pensiones "jamás" se verán afectadas por la crisis.

En este contexto, Llamazares se encaró con el PSOE, el PP y CiU por la "abrumadora" política de recortes que están llevando a cabo en las instituciones que gobiernan. Por esos recortes, España ya no es un estado del bienestar, sino del "medioestar", arguyó, al tiempo que recalcó que "sin solidaridad fiscal no hay solidaridad social".

Desde CiU, Pere Macías propuso un pacto de Estado en materia de sanidad, al estilo del Pacto de Toledo, para buscar fórmulas que garanticen la sostenibilidad. Por último, el candidato del PNV, Josu Erkoreka, indicó que, aunque nadie está de acuerdo en desmantelar el estado del bienestar, la "realidad" dice que hay recortes por falta de recursos, de manera que lo que debe hacerse ahora es buscar la "sostenibilidad" y la "eficiencia" dando prioridad a las prestaciones que sean esenciales.

Terrorismo.- Donde más puntos de encuentro se produjeron fue en el tramo final del debate, cuando los cinco portavoces se refirieron al terrorismo y se congratularon de la decisión de la banda terrorista ETA de dejar las armas. No obstante, Gallardón y Erkoreka pidieron que no se caiga en la "tentación" de ponerse medallas y en que aún queda camino por recorrer.

Sobre el modelo autonómico, los representantes de CiU y PNV expresaron su preocupación ya que consideran que se están dando pasos que pretenden su recorte.

Por último, Llamazares denunció la "contaminación bipartidista de todos los órganos del Estado" e insistió en una reforma del sistema electoral que saque de la "marginalidad" partidos como el suyo.