Cuenta José Ángel Martín que la primera vez que llegó a su despacho como concejal de la Gerencia de Urbanismo de Santa Cruz solo estaba "El Hormiga", el vigilante. "Eran las 7:00 de la mañana, me senté en el escritorio y me pregunté ¿qué hace un concejal?".

Lo que no debe hacer ya lo sabía. "He intentado que la oposición tuviera acceso a todos los expedientes y todos los técnicos, para que no les pasara lo mismo que a mí", explicó.

En los cuatro años restantes ha habido momentos satisfactorios y momentos difíciles. Él considera que el más complicado fue cuando tuvo que explicar la solución que habían encontrado a las ilegalidades y al fuera de ordenación del Plan General de Ordenación.

Sin embargo, desde fuera parece que uno de sus momentos más complicados fue la Inspección Técnica de Edificios. "Cometimos un error al mandar unas cartas que son parte de un proceso administrativo, pero que yo asumo como un error mío porque soy el responsable último", explica. Se refiere a las misivas que advertían a los ciudadanos de las sanciones a las que se enfrentarían en caso de no acometer la ITE en tiempo y forma.

Martín pidió perdón entonces y lo ha hecho de nuevo cada vez que se ha reunido con algún grupo de vecinos que se quejaba por la carta, demostrando una infrecuente resistencia a los reproches y una inusitada actitud para pedir disculpas "las veces que haga falta". A toro pasado admite que todo el malentendido tuvo "su consecuencia positiva", que "se conoció la ITE" y se pudo volver a sacar "con un gran consenso ciudadano".

Reconoce que el número de su teléfono móvil personal lo tiene "todo el mundo", que se ha sentido "impotente en políticas sociales" por los tiempos y procesos que marca la administración y que el pacto no fue fácil fraguarlo, pero que se ha desarrollado sin "casi" sobresaltos. "Los problemas puntuales que hemos tenido tuvieron que ver con el mandato pasado", indica. "Si algo bueno ha tenido la ciudad es un gobierno estable, que ha permitido trabajar", considera.

Si le piden que se defina con tres adjetivos, dice (tras un tiempo para pensar) que se considera "trabajador, sensible y escrupuloso" con todo lo que tenga que ver con el dinero. "Durante los cuatro años que he estado en el ayuntamiento nunca he aceptado un regalo, ni si quiera una botella de vino, prefiero pecar de exagerado".

Fuera del despacho, Martín es educador social de Cáritas en excedencia, está casado y le quedan cuatro asignaturas para terminar la carrera de Derecho ("estoy en ello", dice).

Tal vez de su trabajo en Cáritas viene esa inclinación a ayudar o explicar, más allá incluso de sus propias funciones. "En Cáritas aprendí a escuchar a la gente y en el ayuntamiento, que los mejores asesores eran los funcionarios".

José Ángel Martín tiene un Ford no muy nuevo con el que se mueve a todo sitios y que es el coche que utilizan los militantes en campaña para transportar el material electoral del PSOE. Es su cabeza de lista para la Alcaldía de Santa Cruz. Una ciudad que aspira a gobernar con la misma sencillez con la que ha trabajado hasta ahora.