El cine español de animación, una industria en crecimiento que atesora éxitos internacionales como "Planet 51", "Chico y Rita" o "Las aventuras de Tadeo Jones", busca herramientas financieras que le permitan continuar exportando y pide más implicación de las televisiones.

Es la conclusión recogida a partir de conversaciones con parte de los profesionales españoles de la industria de los dibujos animados, reunidos durante tres días en el foro Cartoon Movie de Lyon, punto de encuentro de la animación europea.

"El cine español de animación está en un momento de madurez", pero "nos falta la pata de las desgravaciones fiscales y sin esa pata la mesa se cae", resume Manuel Cristóbal, responsable de Perro Verde Producciones y artífice de la película "Arrugas".

Según Cristobal, una de las voces más experimentadas del gremio, en España, existen directores consagrados como Ignacio Ferrer, Enrique Gato, Raul García o Manuel Sicilia, estudios de calidad, como Ilion, Kandor o Spa Studios, y software español que se utiliza en producciones internacionales, como Arnold, Mystica o Realflow.

Además se aplica una regla que obliga a que el cinco por ciento de los beneficios de las televisiones se invierta en cine español y existe un nivel de ayudas públicas "adecuado".

Sin embargo, clama por que se implante un sistema de "desgravaciones fiscales" que haga atractiva la inversión en animación, como ocurre en Canadá, Francia, Reino Unido, Australia o Luxemburgo.

Es la manera de evitar que conceptos surgidos en España se desarrollen fuera, como ocurrió con "Despicable me", concebida por la madrileña SPA Studios y manufacturada en París.

Pero retocar el sistema de estímulos fiscales no es el único camino.

El director del departamento de cine de Telefónica, Ángel Blasco, opina que las "asignaturas pendientes" de España son la "promoción del desarrollo" de las cintas para impulsar su exportación y la creación de "instrumentos financieros" como créditos blandos o adelantos de capital sobre contratos firmados que engrasen la maquinaria cinematográfica a través de "una banca un poquito más especializada".

Blasco, que lleva 35 años en la animación, está disfrutando ahora del éxito de "Las aventuras de Tadeo Jones", cinta de Enrique Gato que tras su arrollador éxito en la taquilla española, tres Goyas mediante, ha seducido a tres millones de espectadores en Latinoamérica y ha vendido tres mil copias a los cines chinos.

La cinta es un éxito que demuestra que si un buen producto se apoya con una potente campaña de márketing y publicidad, dado que el doblaje es más sencillo que en la ficción cinematográfica convencional, la película atraviesa cualquier frontera.

"Se trata de hacer productos que funcionen para nuestro mercado pero también fuera", añade Blasco.

Desde Artefacto Producciones, Isabel Rey Sastre lamenta que a pesar de que el sector ha demostrado que es rentable en la pequeña y en la gran pantalla, falta implicación de las cadenas de televisión, que "en muchos casos prefieren comprar producto chino más barato en vez de apostar por el producto propio".

Rey Sastre, cuya empresa ha producido "O Apostolo", confía en la "cantera", tanto en lo creativo como en lo técnico, y lamenta que muchos profesionales estén teniendo que emigrar por falta de proyectos en España.

"Es responsabilidad de los canales comprar el producto nacional", señala la productora gallega, quien pide también mayor protección para el cine español aumentando la cuota de pantalla para las películas nacionales en las salas de cine.

En la misma línea, el productor David Matamoros, sostiene que la animación española "está en la UCI".

"Siempre lo ha estado, pero ahora está bastante tocada" porque "la televisión ha dejado de impulsar la animación desde hace dos o tres años" porque "falta creernos que podemos generar contenidos que puedan llegar fuera", ya que insiste Matamoros en los pasillos del Cartoon Movie.

Según el "Libro Blanco de la Animación," una reciente radiografía del sector, el volumen de negocio de la animación española aumentará en los próximos cinco años a una media del 19 % anual, para alcanzar una facturación de 879 millones de euros en 2017, frente a los 306 millones de euros ingresados en 2011.

Esa industria, que actualmente da trabajo a 8.600 trabajadores, tiene un impacto en el PIB cercano al 0,04 %, lo que podría convertirse en 2017 en un total de 21.000 trabajadores y un 0,08 % del PIB, según ese estudio.