Más de 2.300 programas de televisión, entre galas especiales y espacios diarios, mil funciones de teatro, con obras que han itinerado por toda la geografía nacional, centenares de participaciones en radio, algún que otro cameo en series de culto, y hasta un libro.

Con esta apresurada clave numérica se resume el balance contable de la trayectoria artística de un profesor de Informática cántabro llamado Félix Álvarez al que un día se le inoculó el virus de la comedia y, que, tras ganar el concurso de chistes "Genio y figura" de Antena 3, se ha ganado un espacio propio en el inventario de humoristas españoles bajo el nombre de Felisuco.

Esta noche, a partir de las 20:30 horas, hará recuento de su vida sobre el escenario del Espacio Cultural Aguere con un monólogo sin eufemismos y que rehúye de lo políticamente correcto.

¿El espectáculo que presenta esta noche en La Laguna tiene que ver más con el sincero, sinónimo de franqueza o el "Sin 0", alusivo a la bancarrota?

Se trata de un monólogo bastante real, porque es muy autobiográfico. Esto es así porque llegué a la conclusión de que no tenía que inventarme nada para que la gente se riera , ya que podía tirar de mi propia vida que, como la de todos, en muchos momentos ha sido muy cómica. Así, se va a hablar un "castellano antiguo" que todo el mundo va a entender sin ningún problema y la gente va a sentirse altamente identificada. No obstante, también recurro al juego de palabras porque hoy en día todo es 0% de alcohol, de cafeína, de azúcar, y lo que yo quise es hacer totalmente lo contrario.

Después de seis meses de exitosas funciones en Madrid hace su primera escala con este show en Tenerife. ¿Cuál es el motivo de que eligiera esta Isla?

La explicación es un tanto curiosa, porque, en realidad, estoy en Tenerife de vacaciones y aprovecho para hacer el monólogo, ya que siempre que he actuado aquí me lo he pasado genial y la respuesta del público ha sido sublime. Además, guardo una relación muy estrecha con la Isla ya que mi mujer trabajó tres años en el Sur y, cada vez que le propongo hacer una escapada de tres o cuatro días, no hay manera de que elija otro sitio.

En la última década se ha generado un superávit de monologuistas. ¿Cree que habría que contemplar un ERE en este colectivo?

(Risas). Bueno, lo que ocurre es que en nuestro caso los ERE los da directamente el público. Esto es la ley de la oferta y la demanda y el propio mercado nos pondrá a cada uno en nuestro sitio. Yo, hoy por hoy, estoy muy contento porque los espectadores me han respondido de maravilla, la gente se ha reído muchísimo y los comentarios posteriores han sido muy halagadores.

Aprovechando el título de su espectáculo, sincérese y cuente qué es lo que más le hace gracia y lo que más le toca las narices.

Me hacen gracia un montón de cosas. Me he reído muchísimo con Tip y Coll o Gila, pero también con Chiquito de la Calzada, que es el antagonismo más claro de lo anterior. Por tanto, no suelo clasificar el humor. Hay cosas que me hacen gracias y punto, es decir, no le pongo demasiadas caretas al humor. En cuanto a la otra parte de la pregunta, lo que me toca las narices, supongo que es lo mismo que a todo el mundo: la partitocracia que nos consume y la cantidad de políticos que no son capaces de estar a pie de la calle para captar el sentimiento de la gente y trasladarlo al parlamento.

¿Comparte con otros artistas que las últimas decisiones del Gobierno han dañado al sector cultural?

Si yo supiese que poner el IVA al 21% al teatro o a la cultura en general sirviese para algo, sería el primero en decir al 21 no, al 23%. Esto mismo pasó en Holanda y Portugal y al año siguiente tuvieron que rectificar y volverlo a bajar en sintonía con el resto de países europeos, en los que los tipos oscilan entre el 0% y el 8%.

Este tipo de cuestiones han evidenciado un divorcio entre el Gobierno y los artistas...

Cuando se habla de nosotros se suele generalizar y asociarnos a aquel grupo que se llegó a conocer como "los artistas de La Ceja" (en alusión a la cercanía a Zapatero). Sin embargo, no todos piensan igual. De hecho yo creo que los artistas y, sobre todo, los cómicos debemos estar alejados del poder, pero por pura higiene mental. Tenemos que estar en frente del poder para que estén alerta, aunque sin adoptar una posición extremadamente ideológica porque donde empieza la ideología acaba la libertad y la verdad. A mi me gusta ser independiente y autónomo y poder decir las cosas de uno y de otro, porque, si solo digo las de uno, me posiciono y termino por ser tendencioso. Y creo que el humor no es para eso.

Usted ha tenido la suerte de tocar muchos palos dentro de este oficio ¿Por qué faceta se decanta?

Yo haría una combinación, porque me parece por mi parte muy torpe elegir. Así que me gustaría hacer una película al año porque te da prestigio, una obra de teatro que te da el calor del público y un programa de televisión porque te da mucha pasta. Meto todo en la batidora y saldría un cóctel maravilloso (risas). Lo cierto es que lo que más me gusta es la radio, por su inmediatez y el teatro por el contacto directo con la gente.