Aunque alguno pueda tener en su mente una visión de ellos más cercana al rock, una imagen que se ajusta a la perfección con la esencia que destilaron en el álbum "La taberna del Buda", los leoneses de Café Quijano siempre se sintieron cómodos cerca del bolero. Manuel, Óscar y Raúl, los hermanos Quijano, actúan esta noche, a partir de las 20:00 horas, en el Auditorio de Tenerife. "No todos nuestros fans conocen esa faceta, pero el bolero forma parte de la identidad de Café Quijano", desvela Manuel Quijano antes de hablar de "Orígenes: el bolero", la espina dorsal de un espectáculo que destila tradición.

¿Cómo han "moldeado" el concierto de esta noche?

Será exactamente igual a los 26 anteriores que hemos dado desde el pasado mes de enero. Cuando hablo de similitudes me refiero al contenido del mismo, no a las emociones que habrá en él, ya que esas siempre son distintas... El reto es el mismo, es decir, disfrutar nosotros para poder transmitir esa sensación al público que viene a vernos. Es un repertorio que gira en torno al bolero, que es lo que ahora tenemos entre manos, pero en el que habrá algún guiño al pasado.

¿En qué punto se encuentra el grupo tras reaparecer en el panorama musical español?

Igual está mal que yo lo diga, pero creo que estamos en el mejor ciclo de nuestra historia. Hay ilusión y ganas por hacer grandes cosas... En estos momentos vivimos una etapa de felicidad absoluta y eso es lo que queremos transmitir en los escenarios. Lo importante es que percibimos la sensación de que la gente se lo pasa bien oyendo a Café Quijano y eso es un triunfo en los tiempos que corren.

¿Qué tal les sentó ese periodo de descanso que decidieron abrir entre los años 2007 y 2010?

Muy bien; esos descanso sirven para abrir nuevos ciclos... Café Quijano se ha sabido oxigenar cuando las cosas no marchaban como nosotros queríamos. Es importante saber cuándo tienes que parar. Dejar la música por un tiempo nos dio otra perspectiva y, sobre todo, cambió nuestro enfoque. Ahora mismo, el grupo está muy convencido de lo que está haciendo y eso es algo fundamental cuando inicias un proyecto. Las dudas nunca han sido buenas compañeras de viaje y, en el caso de que aparezcan, lo aconsejable es tomar aire antes de decidir si vale la pena seguir adelante. Hacer lo que a cada uno más le apetece sin tener que estar rindiendo cuentas a nadie es un ejercicio muy sano y, sobre todo, recomendable.

¿Café Quijano tiene la percepción de que en estos tres años la industria del disco ha cambiado de manera muy drástica?

El descalabro que ha sufrido la industria del disco es tan intenso que es bastante fácil de percibir en cuanto te acercas a ella... Las circunstancias son totalmente distintas a las que se vivían entonces, pero la transformación que se ha dado con respecto a hace nueve años, por ejemplo, -coincidiendo con la publicación de "¡Qué grande es esto del amor!"- es bestial. El sector del disco está irreconocible, pero hay que adaptarse a las nuevas leyes.

Volver o seguir en los escenarios es la alternativa a ese déficit discográfico, ¿no?

Sí, en el caso de que te lo permitan... Tocar en directo es la razón de ser un músico. Es donde tiene la oportunidad de expresarse y el lugar en el que puede demostrar que no hay ni trampa ni cartón. En un disco no hay imperfecciones, pero nunca vas a encontrar la emoción que fluye en un concierto entre los músicos y los espectadores. ¡Eso es algo mágico!

¿El regreso de los hermanos Quijano es una buena noticia, ahora que los artistas parecen más efímeros que nunca?

Eso es algo que tienen que decidir otras personas, pero no cabe duda de que existe un bagaje musical sobre el que se apoya un histórico artístico que puede gustar más o menos, pero que forma parte de un ciclo... Lo que es sí supone una garantía es que el público no se olvide de tu música cuando ya no estás. Detrás de esa sensación, que nosotros hemos vivido durante el intervalo de tiempo en el que Café Quijano dejó de frecuentar la escena musical, existe el convencimiento de que lo que hemos hecho no ha sido flor de un día sino fruto del trabajo.

¿Eso fue decisivo a la hora de confirmar su regreso?

En los tiempos tan difíciles que vive la música, al igual que en el resto de la sociedad, no es fácil decidir que te tienes que dar una segunda oportunidad. Si Café Quijano lo ha hecho ha sido porque estamos seguros de que aún podemos hacer muchas cosas.

¿Volver cantando boleros es un guiño al pasado o un cambio de registros con respecto, por ejemplo, a lo que hicieron en su disco "La taberna del Buda"?

Obviamente no todo el mundo tiene que saber cuáles son nuestras raíces musicales, pero la primera maqueta de Café Quijano era de boleros. Posteriormente, debido a unas circunstancias, no siempre apetecidas, nos fuimos por otros caminos. Lo que sí ha habido en todos nuestros discos es un recordatorio al bolero.

El bolero es un género que no muere nunca; ¿eso es una buena metáfora para explicar por qué hoy están en Tenerife?

No lo sé, pero es cierto que el bolero nos ha dado una segunda oportunidad... Este es un género que no molesta y al que recurrimos en ocasiones para ser románticos. Casi todo el mundo acaba rendido ante un bolero bien interpretado. Eso es algo que no pueden lograr todos los músicos.