El pasado miércoles se extendía en Garachico la alfombra de pinocha que iba a dar paso a cuatro intensas jornadas compuestas por sesiones cinematográficas, ferias, exposiciones y talleres. La apuesta del Festival Internacional de Cine Medioambiental de Canarias era incierta, pero su "bautismo" no ha podido ser más afortunado, ya que esta primera edición ha atraído a cerca de 1.500 espectadores, con una media de 100 asistentes por cada película proyectada. Dicho de otro modo: sesión tras sesión, el antiguo empaquetado de plátanos de la FAST se ha llenado de un público inquieto, que anoche despidió el festival en una gala de clausura coronada por la proyección de "Sobrevivir al progreso", último trabajo del documentalista canadiense Mathieu Roy.