¿Dónde estoy? ¿De verdad esto es Sónar día? Hay sitio por todo los lados, se puede bailar sin problemas, los accesos son cómodos. Es la nueva sede del festival que ha redescubierto el lujo del espacio tras años de apreturas, algo primordial en esta edición que prevé mas de 100.000 espectadores.

Puede que la nueva ubicación en el recinto de Fira Montjuïc, en el que hoy ha desembarcado el Sónar por primera vez, no tenga la pátina histórica y el encanto "cool" del CCCB y MACBA, pero moverse con comodidad y sentarse en el césped del escenario Village para disfrutar del "dub step" un poco funkero de Stephen Gomberg, sin tener que oler los pies del vecino, es de agradecer.

Aquellos que temían el frío padecido por el público del otoñal Primavera Sound de hace apenas dos semanas, han respirado con tranquilidad: el sol que brillaba con la intensidad esperada de junio, pero con las consiguientes consecuencias fisiológicas, muy poca ropa, mucha carne al sol, gafas y crema antiquemaduras, paisaje en el que los personajes de Gandía Shore estarían en su salsa.

Las pantallas de vídeo laterales, con un cotilla efecto de ojo de pez, han permitido curiosear todo lo que se movía en la mesa de los islandeses Gluteus Maximus, con un brillante set que ha hecho bailar sin parar.

En una penumbra más industrial y dos plantas por encima del nivel del suelo, han actuado en el SonarDome los finlandeses JESSE y el todo terreno electrónico Jimi Tenor que han servido un plato de tropicalismo y africanismo techno, con el saxo como gps.

Más oscuro aún es el escenario Complex, en el auditorio del Pabellón de Congresos. Son mil mullidas butacas que han acogido el "recital" de la Barcelona Laptop Orchestra, formación de investigadores sonoros procedentes de la Escuela Superior de Música y de un equipo de la UPC, que han edificado una pieza de latidos industriales cubierta de capas de "samplers" y distorsión.

Quizás en este escenario sería necesario mejorar algo la movilidad en la entrada y salida para evitar perder el tiempo cuando la actuación congregue más público.

El "market lab" es una de las ofertas del nueva área del festival Sónar -una heredera más ambiciosa del sonarmática- en donde se pueden tocar algunos instrumentos de reciente creación, como el Polymetros.

Se trata de una herramienta creada por la Queen Mary University de Londres compuesta por tres tabletas controladas por un ordenador y que estaba congregando a un gran número de curiosos que al mediodía buscaban la sombra.

Entre los asistentes en las primeras horas del festival, que se prolonga hasta el próximo domingo, ha estado el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona, Jaume Ciurana, que se ha mostrado convencido de que la nueva ubicación de la feria irá cogiendo poco a poco el "glamour" que tenía el CCCB. "Además la hora de la salida casi coincidirá con el encendido de las fuentes", ha apuntado.

Del resto del programa de la tarde destaca la presencia del inclasificable cantante y compositor francés Sebastien Tellier, la electrónica artesanal de Gold Panda, el talento barroco minimal del pianista Francesco Tristano y los noruegos Lindstrom y Todd Terje, aliados recientes en la creación de la electrónica de baile perfecta.