Luis Buñuel se dio cuenta de que en el último periodo de su vida "el surrealismo había pasado a la vida cotidiana", de que "lo real había devenido surreal, con aspectos catastróficos", según ha dicho el profesor emérito de la Universidad de California Víctor Fuentes, estudioso de su cine.

Cuando se cumple este verano el treinta aniversario de la muerte de Buñuel, el catedrático de Literatura Española Víctor Fuentes ha revisado toda su obra cinematográfica, desde "Goya" (1927) hasta el guión para su última película, igualmente no filmada, "Agón" (1979), centrado en el terrorismo, en el volumen "Buñuel, del surrealismo al terrorismo" (Renacimiento).

Para este volumen, en el que Fuentes agrupa catorce ensayos sobre el cine del maestro español, no ha eludido el "viso provocador" del título con la intención de aludir "a una descorazonada evolución del siglo XX, tan bien diagnosticada en el cine de Buñuel".

Buñuel comenzó "dentro del surrealismo, dándonos sus dos máximas expresiones cinematográficas, ''Un perro andaluz'' y ''La edad de oro'', y concluyó en una época, la nuestra, en que, según sus propias palabras, lo real había devenido surreal, y esto es lo que lleva a su cine, el cual tiene mucho de crónica, sobre todo su último cine, a partir de ''El fantasma de la libertad''.

Los ensayos sobre Buñuel agrupados en este libro se enmarcan, según su autor, en dos visitas suyas a México, "una de encuentro y otra de despedida personal de Buñuel" y suponen "calas en su obra" a partir de los temas del maestro "en gran parte, no tratados por la crítica anterior, como la exégesis de su guión en relación con la vida de Goya y su magistral obra pictórica."

Otro capítulo aborda "las afinidades que se pueden encontrar con su gran amigo Federico García Lorca y, como cimas del arte internacional de vanguardia, entre ''El público'', obra póstuma del dramaturgo granadino, y ''La edad de oro''; y otro revisa ''Las Hurdes. Tierra sin pan'' en el contexto del movimiento, en los años de la República, de un cine -y una literatura- documental".

Fuentes también ha destacado "las afinidades con Clarín en ''La Regenta'', que Buñuel quiso llevar al cine, sin lograrlo, pero cuya presencia encontramos en personajes y situaciones de su cine, tales como en ''Viridiana'', y las conexiones con los narradores del ''Boom'' hispanoamericano, "hasta el punto que podemos decir que su cine, desde los años 50, es la equivalente cinematográfica de ese ''boom''".

"Muchos autores y creadores famosos al morir, y antes de alcanzar la gloria, suelen pasar una temporada más o menos larga en el Purgatorio, pero ese no es el caso de Buñuel, pues desde su fallecimiento ha sido una continuada presencia", según Fuentes.

Por múltiples lugares del mundo, "desde Israel a Bolivia o Panamá, o aquí en Santa Bárbara, California (EE.UU., lugar de residencia de Fuentes), se celebran ciclos de sus películas, en conmemoración y homenaje" porque "Buñuel es una mirada y una voz única en la historia del cine, por su gran imaginación y el calado de su pensamiento", ha destacado.

"Woody Allen nos dijo que Luis Buñuel es único e irrepetible" y "aunque no ha dejado discípulos, todos los movimientos en pro de un cine independiente en América Latina y en España llevan su huella", ha añadido Fuentes.

El experto ha recordado las palabras de Octavio Paz pronunciadas en el cementerio de la Ciudad de México, donde el director de cine fue incinerado:

"Buñuel fue un hombre íntegro, algo muy difícil de encontrar en este siglo. Admiré su rebeldía, su imaginación, su carácter extraordinario y esa integridad de que he hablado. Luis Buñuel es un ejemplo artístico y moral".