El director español Ventura Pons, que ha estrenado en el Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF) su último documental, "Ignasi M.", dijo que para hacer cine no se necesitan enormes recursos sino ideas y diferencias.

En "Ignasi M.", Pons retrata a Ignasi Millet, un restaurador de prestigio internacional, gai y con una familia no tradicional, mientras se enfrenta a la crisis económica española y su condición de seropositivo.

Pons, que es amigo de Millet y al que conoce desde hace décadas, reveló que la idea del film se le ocurrió de forma repentina "mientras estaba en un cine viendo una película, pensando que en el mundo occidental no hay problemas, que vivimos en una burbuja fantástica con todo lo que está pasando en el norte de África".

"Y de repente pensé en Ignasi. Le llamé, comimos juntos, saqué mi iPhone y empecé a grabar. Y eso lo transcribí y lo estructuré en una película" continuó el director.

"Había dos líneas que me interesaban. La de la creatividad de la familia y lo que me hacía avanzar en el relato que eran sus fotografías. A Ignasi siempre le veo con un cámara de fotos. Él me ha dicho que en su vida siempre le ha acompañado una cámara fotográfica" explicó.

Millet, que acudió a Toronto a asistir al estreno mundial de la película, dijo que no tuvo ningún problema para colocarse enfrente de la lente de Pons.

"Soy tal cual. Si los que me conocen, que son mis amigos, son los que me pueden importar, los que no me conocen, estos ni existen. Creo que cada persona es como es. A mi me gusta mucho relacionarme. Decir lo que me pasa, lo que me ocurre en cada momento" dijo Millet.

El director catalán dijo que la vida de Ignasi es extraordinaria y que la única forma de reflejarla era un documental.

"Esta historia la haces de ficción y no se la creen" dijo.

Pons también explicó que no diferencia entre películas de ficción y documentales, un género que ha utilizado en varias ocasiones.

"Lo más importante es porque te enamoras de la historia. Sea ficción o sea documental. Para mi es una película. No distingo. Es el placer y la pasión de contar algo que te emociona. Siempre es lo mismo, trabajes de una forma u otra".

El realizador también reveló que una de las dificultades para hacer la película fue mantener el secreto en su círculo de amigos sobre lo que estaba haciendo.

"No quise hablar con nuestros amigos de que iba a hacer esta película porque pensé que quería ser muy libre a la hora de hacer esta historia".

Pero Pons reconoce que se sintió que estaba traicionando a sus amigos más íntimos al no contarles el proyecto pero que todo lo solucionó "con una paella".

"Les preparamos una paella y les enseñamos la película. Y están encantados", dijo el director con una sonrisa.

El problema real con el que se tuvo que enfrentar fue que Millet "es un personaje muy poliédrico. Hay muchas cosas que contar. La dificultad es la capacidad de síntesis y estructurar bien la historia para que lo entienda el espectador".

Pons explicó que el dinero para hacer la película salió de su bolsillo y que no tiene ningún problema para trabajar con poco medios.

"Me ha dado una alegría especial poder dar trabajo a la gente, a siete personas y tres empresas, en estos momentos en que no hay trabajo" dijo.

"Yo vengo de las trincheras. Empecé a trabajar en el teatro en 1967. Durante muchos años, hacíamos teatro con un zapato y una alpargata. Soy de una generación que ha aprendido a hacer más con ideas que con medios" declaró.

"El problema que ha existido últimamente es que a la gente se le ha enseñado que hay que hacerlo con muchos medios. Y en el fondo todos quieren ser americanos. Creo sinceramente que todos los que no estamos en el rollo del cine de las multinacionales, lo único que podemos vender es nuestras diferencias y nuestras ideas" concluyó.