Tiene la formación universitaria de un maestro pero ejerce la profesión de contador de chistes; una actividad por la que transita con buen humor desde hace casi dos décadas. El Hierro, La Palma o Lanzarote son solamente tres enclaves insulares en los que el humorista tinerfeño Jesús Farrais ha mostrado todo su ingenio en las últimas semanas. "Yo sé dónde está esa línea entre un chiste y la falta de respeto", precisa un creador de risas que ya está planificando su próximo proyecto discográfico.

¿Dónde suele hallar la inspiración para uno de sus chistes?

El humor es algo que está en el aire y siempre hay que buscar la manera de llegar a él y, sobre todo, saberlo transmitir. La forma en la que se cuenta un chiste garantiza el 50 por ciento del éxito, la otra mitad la pone el público.

¿Un chistoso se siente amenazado por un monologuista?

El monólogo es un género que se enriquece de muchos chistes unidos. Esa variante del humor no es nueva, aunque en estos momentos disfruta de una visibilidad que no existía en los tiempos de Gila. Él fue un maestro para todos los que empezamos a experimentar con el chiste. Hay que tener claro qué quieres hacer para hacer reír y cómo lo vas a transmitir. Yo sé dónde está esa línea entre un chiste y la falta de respeto.

¿Se puede vivir del humor?

Se podía... Hasta que apareció esta crisis sí que había un margen más o menos interesante para conseguir salvar el día a día. No se vivía con grandes lujos, pero tampoco se pasaba hambre. La gente que está cerca del mundo del espectáculo no es ajena a este momento económico. Al contrario, es en este sector donde primero metieron las tijeras. En Canarias hay alrededor de 20 mil familias que dependen de la actividad cultural que se han visto perjudicadas por esos recortes. No es que se hagan menos galas que antes, pero las que se siguen haciendo se pagan más baratas.

Pero la situación actual no es de chiste, ¿no?

Esta situación no es de chiste, pero necesitamos un buen chiste para llevarla algo mejor. Sé que es más fácil decirlo que hacerlo, pero hay que intentar darle la vuelta a todas esas cosas malas que están pasando para analizarlas desde otra perspectiva. Si no le damos un giro humorístico a esta crisis nos hundimos en la miseria.

¿Supongo que comparte la teoría de que en los peores ciclos siempre queda un pequeño margen para el ingenio?

El humor y la risa es la manera más sana que tenemos para afrontar los problemas... Y encima es gratis. Por muy jodido que te sientas por dentro siempre queda esa rendija abierta por la que se va a escapar una sonrisa. Cuando aparezco en un escenario yo nunca prometo la felicidad eterna, pero sí un ratito de diversión y risas. Soy incapaz de hacer olvidar que aún te quedan unas facturas por pagar, que hay que llamar al técnico para que venga a arreglarte la nevera o que este mes no has podido pagar la hipoteca o el alquiler, pero sé que un chiste puede tener un efecto analgésico. Yo no borro problemas; solo ayudo a olvidarlos por un rato.

¿Qué hace un maestro escuela en este mundo?

Un día le dije a un alumno cómo te vuelvas a copiar te quito el examen y él me respondió: "No profe; yo no me estoy copiando". No te estás copiando, le contesté, y en la pregunta cuatro tu compañero escribió "no me sé la respuesta" y usted anotó en su examen "ni yo tampoco". El mundo de los niños me apasiona porque ahí dentro están nuestros recuerdos, pero yo disfruto muchísimo con el humor. Nunca debemos perder de vista a ese niño que todos llevamos dentro. Eso sí, las embarazadas llevan dos: ese y el bebé que están esperando.

¿Y en estas dos décadas ha tenido que tirar muchos chistes a la papelera porque no se quedó contento con el resultado?

Muchos no, pero alguno que otro sí. El éxito de un chiste nunca va a depender de la persona que lo cuenta, sino de las ganas y la buena predisposición que tenga la persona que lo escucha. Yo siempre pruebo un chiste antes de contarlo y normalmente le doy unas cuantas oportunidades antes de decidir quitarlo. Si a la tercera o a la cuarta esa historia no engancha no me vale... Luego, están los que te ven por una calle y se acercan para decirte: "Farrais, cuéntame el último". Esa gente es importante para calibrar el puntito adecuado de un chiste.

¿Cómo se testa un chiste?

Ahí hay que ponerse delante de un ordenador...

¿Pero un chiste se crea con un ordenador?

Se puede hacer. Las nuevas tecnologías también se han apoderado de los creadores de chistes. La idea aparece cuando menos te lo esperas. Luego, toca pulirlo y darle forma en un teclado.