EL VINO DE OPORTO (vinho do Porto), o simplemente "Oporto", no debe su nombre a su región de producción sino al puerto desde el que se distribuye. Su área de cultivo, se extiende desde Régua hasta unos 100 km río arriba hasta llegar a la frontera española. Se trata de un paisaje vitícola excepcional, de montaña, en el que los burros y las mulas, son todavía necesarios para transportar las uvas hasta los caminos transitables. Se cree que durante la ocupación romana se cultivaban vides en el Duero, para producir vinos destinados a la exportación, el mayor tesoro agrario de Portugal. El puerto de la ciudad y el de Vila Nova da Gaia, justo en frente y donde madura aún la producción, fueron desde siempre la principal arteria económica de la región.

Para la elaboración de Oporto se recurre a la mezcla de diferentes cosechas e incluso muchas variedades, tales como; Aragonez (Tinta roriz), correspondiente a la tempranillo española, Tinta barroca, Tinta çao, Touriga francesa, Touriga nacional, Trincadeira (tinta amarela en el Duero) o Vinhao, denominada Sousao en la región.

Entre las categorías de Oporto que podremos encontrar en el mercado se distinguen; Ruby; dulces con mucha fruta, principalmente elaborados sin madera de dos tres años de edad, Tawny; de unos tres años y una ligera maduración en barrica, suave y armónico, con notas de nuez y caramelo, Vintage character; muy estructurados, de alta concentración, Late Bottled Vintage ( LBV), con un envejecimiento de cuatro a seis años en barril o tanque, Oporto con indicación de edad; la edad que se indica es la de la media de todos aquellos vinos que componen la mezcla, Colheita port; un oporto madurado en barrica al menos durante 8 años, sin embargo, no suele salir al mercado hasta cumplido el medio siglo, Vintage port; este vino se embotella tras sólo dos años, conservando su carácter frutal en botella, que en los mejores casos puede durar décadas.

Se trata de una de los vinos más apreciados por los coleccionistas, elaborados sólo en años excelentes. Por último, encontramos la variante en blanco, White port; menos habitual y destacando los secos y extra-secos, con intensas notas a nuez y mucha madurez.

Como aperitivo, acompañando chocolate, con frutos secos, con quesos curados, mantecados, hojaldres o como bebida de sobremesa, resultan ideales. Vinos con muchísima personalidad que se deben conocer. Dicho sea de paso, su propuesta enoturística es completísima, ¡salud!