Existe ese tipo de lugares que al convocarlos en voz alta nos traen recuerdos y la memoria de antiguos sabores. Es el caso de El Tablón de la Canela, un establecimiento que desde hace ya un par de años, gracias al mimo y al empeño de un profesional como Cosme Quintero, ha sabido reinventarse en su residencia de siempre: esa coqueta y amplia casona ubicada en Guamasa, donde se da cobijo a una buena cocina.

La madera y la piedra, en consonancia con la mesa y el mantel, dan ambiente a unos comedores elegantes y pulcros, además de agradables, en los que desde el principio se respira la profesionalidad del servicio, trato al cliente sin amaneramientos desmedidos, sino sabiendo lo que se trae entre manos.

La carta está bien ajustada, tanto en precios como en extensión, a los productos que oferta el mercado, y una materia prima que desde la cocina se encargan de preparar y presentar de tal manera que atesoran sus mejores gustos.

Así, en el capítulo de entrantes, y acompañados por un blanco de Viñátigo, llegan a la mesa unas navajitas con un puntito de mojo de cilantro, además de unas sabrosas gambas, de las que se chupetean. Unas ricuras de la mar que rompen con su frescura y acomodan el paladar.

Con todo, es la tosta de foie la que indudablemente sube la nota. Sobre un pan de punto suave, apenas empapado por el tomate y laminado por un exquisito jamón de Jabugo, ni cae en lo blando ni tampoco en lo tostado, convirtiéndose en un bocado que se deshace literalmente en boca. Una delicia inexcusable.

El arroz caldoso con bogavante es otra de esas propuestas de las que presumen en El Tablón de la Canela, y buena razón llevan. La cazuela se acerca a la mesa, donde el arroz cumple su último reposo, y es la mano de Cándido la que cumple con el servicio de acomodar el plato. Por aquí el marisco, por allá grano y caldo, sin que suponga un excesivo baño, sino sencillamente rico.

En el capítulo de carnes, el trato que se da al cochinillo o a la paletilla de cordero está a la par. De nuevo Cándido que trincha y corta, a la vista, a gusto del cliente; la compañía de la compota de manzana; la presencia de la papa; col lombarda; un trago de tinto...

El Tablón de la Canela, la residencia del buen gusto.