El gofio sale de la lata y se sienta a la mesa

Acaso se está haciendo necesario sacar de una vez por todas al gofio de la lata, desquitarse del complejo que asocia este cereal con miseria y hambruna para ponerlo en el sitio que merece, por sus cualidades nutritivas y como parte del acervo histórico de las Islas.

Y es que además de mezclarlo con la leche en el desayuno; espolvorearlo en el potaje de verduras, si es de berros mucho mejor; mezclarlo en la elaboración del exquisito escaldón o brindarlo en pellas, producto del amasado en el zurrón con ocasión de la celebración de las romerías, hay que sentarlo definitivamente a la mesa, que no es otra cosa que reivindicar su condición de producto único y darle la consideración que realmente merece.

En este sentido, las jornadas que viene desarrollando el Grupo Harinalia en el Centro Comercial Tres de Mayo, dentro del I Fórum del Gofio, suponen una llamada a la conciencia de los canarios en relación con una de las señas de identidad más definidas, herencia de los antiguos.

Así, moliendo ideas, la Pastelería Díaz exhibió las posibilidades del gofio en la repostería, con una tarta de cremoso de gofio y plátano con baño de crema de cacao, además de trufas, cremas y un sinfín de exquisitos productos.

Pero sentados a la mesa. la imaginación y el compromiso que destila Jesús González, chef del restaurante El Duende, descubrió ese hilo conductor capaz de ir descubriendo las posibilidades que atesora el gofio como producto, con nombre propio, en un menú de cocina creativa.

Ante las personas que asistieron al show cooking, Jesús fue alumbrando, con esa creatividad suya que casi resulta innata, unas pipas de calabaza garrapiñadas con gofio; un pan de gofio y frutos secos; galletas con gofio y chocolate; algo así como un bombón, con plátano frito, gofio y un polvo de millo salado; una magdalena de gofio con pasas y las perlas de gofio, un complemento que ya utilizó en un plato donde mandaba un centro de bacalao en salsa de calabaza.