"Este premio no lo merezco yo, se debe a la guagua del gofio". Así se expresó Arturo Hardisson de la Torre, catedrático de Toxicología de la Universidad de La Laguna, en el acto de entrega del galardón que le concedió el Grupo Harinalia, distinguiéndolo por su divulgación de la cultura del gofio.

Tras insistir en que este reconocimiento representa "una satisfacción personal", Arturo Hardisson amasó recuerdos y compartió merecimientos, rememorando aquella hipotética "guagua del gofio" que transitó de manera incansable, arriba y abajo, tocando en las puertas de los despachos de los políticos, uniendo voluntades personales y sumando disciplinas (como la medicina, la química, la industria o la agricultura), bajo el propósito común de poner en valor y rescatar un producto como el gofio, que caía en el olvido.

Arturo Hardisson admite que fue en 1990 cuando tuvo su primer contacto con el gofio, a raíz de un trabajo con un alumno sobre su valor nutritivo, y ese mismo año, el Gobierno de Canarias dedicó a tan singular producto un espacio en su estand en la Feria de Alimentación de Barcelona, lo que sirvió de base para crear la Asociación de Productores de Gofio.

En adelante se fueron desgranando logros: un encuentro de molineros celebrado en Uruguay; tesis doctorales; publicaciones en revistas extranjeras; análisis de peligro en puntos de control crítico en las moliendas; la ayuda del sector de la restauración incorporando el gofio a la cocina creativa...

No obstante, Hardisson advierte de que queda por moler, incidiendo en estimular su consumo entre los jóvenes; profundizar en su vertiente dietética, con la oportunidad que ofrece a la población celiaca, o reforzar lo relativo a seguridad alimentaria, como en el estudio de toxinas, además de lograr la Indicación Geográfica Protegida, que se espera para junio de 2012.