Desde los orígenes, una vez los humanos consiguieron domesticar la agricultura, el trigo y otros granos han destacado por ser elementos significativos y básicos en cualquier dieta alimenticia. De ahí surgieron las masas, la base de tortas, hogazas, empanadas, pizzas...

No puede negarse que el bocadillo hay que considerarlo un producto con identidad propia. De asociarse a la penuria de los presos; a comida proletaria, como sustento de los obreros durante el descanso de su jornada o bien socorrido matahambre en tiempos de escasez, la evolución social le ha reservado un lugar preferente ya desde la infancia.

Si bien no se sabe a ciencia cierta en qué momento puede situarse el nacimiento de lo que hoy conocemos como bocadillo, lo cierto es que a las actuales generaciones su presencia nos ha acompañado prácticamente a diario.

La gastronomía no ha sido ajena a esta realidad, hasta el punto de que un encuentro de la categoría de Madrid Fusión ha instaurado un certamen que premia al mejor bocadillo de autor, galardón que mereció el cocinero Armando Saldanha (Restaurante Amaranto), en la edición de 2009.

Ahora es el chef Richard Etherington, del hotel rural Victoria, quien incursiona en el espacio de estos bocados con una propuesta que reúne en un pan de nueces los sabores de rúcula, panceta ahumada, queso Camembert y emulsión de mojo rojo, y que puede degustarse en el bar cafetería Raylu, en la carretera General de Tacoronte, nº 30, en el mismo casco.

Los hermanos José Luis y Juan Carlos Rodríguez regentan este local, donde ofertan unas sabrosas combinaciones que reivindican la alternativa de tapear a base de bocadillos.