A pesar de los cambios y la evolución social no es común la presencia de mujeres al frente de explotaciones vitivinícolas. Y es que aquella atávica tradición de mantenerlas alejadas de las bodegas sigue enraizada. Y a propósito, Carmen Gloria Ferrera recuerda como su padre, su auténtico maestro, le repetía en aquellos tiempos que, pese a ser una excelente catadora y viticultora, nadie le compraría vino, tan sólo por el simple hecho de ser mujer.

Con todo, la herencia y el bagaje familiar calaron hondo en el espíritu de esta mujer y de ahí el hecho de sumarse, en calidad de socios fundadores, a la génesis de la bodega comarcal, pero sobre todo en abanderar, hace ahora cuatro años, el nacimiento de Bodegas Ferrera, con el apoyo inestimable de su hijo Juan Rubén, abogado de profesión y "un puntal", en palabras de su madre.

"La idea surgió cuando nos planteamos embotellar el producto de nuestra propia cosecha y, desde entonces, no hemos parado", explica Carmen.

El hecho es que en esa frontera donde el monteverde se hace cumbre, a unos mil metros sobre el nivel del mar, la finca Las Vigas hace realidad la magia de unos vinos únicos.

Los terrenos están labrados, con particular esfuerzo, en medio del volcán. Cuenta la leyenda que, allá por el año 1705, la erupción del volcán de Las Arenas, en Arafo, provocó una corriente de lava que, al llegar a la altura de bodega de los monjes agustinos, se bifurcó, volviendo a unirse a pocos kilómetros abajo y dejando a salvo, en el regazo de una gran lengua volcánica, una superficie cultivable que desde entonces se considera sagrada. Y en estas tierras legendarias, el abuelo y el padre de Carmen levantaron, piedra a piedra, los canteros que hoy abrazan y recogen el fruto de las viñas, trayendo los materiales por la antigua carretera de Güímar a lomos de burros y alineando así el futuro.

Aquellas cepas de las variedades castellana y syrah, también los brotes que surgen de la excepcional listán blanco de altura, además de las variedades albillo y moscatel concluyen en unos caldos que se reconocen por su estilo y su enorme personalidad.

A partir de las 2 hectáreas de terreno propio situadas en los altos de Arafo, orientadas en la misma dirección de la salida del sol, más las uvas que proceden de otras tantas hectáreas de fincas situadas en el valle, Bodegas Ferrera elabora tres caldos, a saber, Ferrera Seco, un blanco producto de las variedades albillo, listán blanco y moscatel; Ferrera afrutado, a partir de moscatel (50%) y listán blanco (50%) y Ferrera Tinto, producto de las uvas castellana y syrah que han merecido encendidos elogios, el de unas viñas que son herencia de estilo y personalidad.

Dirección:

C./ Calvo Sotelo, 44. Arafo

Teléfono: 649 48 78 35 Web: bodegas ferrera.com email: carmengloria@bodegasferrera.com

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Bodeguera: Carmen Gloria Ferrera Tejera

Visitas: Se pueden concertar visitas de grupos, hasta un máximo de 25 personas, los viernes y sábados mediante cita telefónica

D.O.: Valle de Güímar