¿Qué se puede decir que no se haya dicho de este dulce tan ligado a la Epifanía del Señor, que a la mayoría agrada y que preside los desayunos y almuerzos de esta jornada mágica? Al margen de las innovaciones en formas, texturas y tipos de relleno cada vez más audaces, no mucho más que se trata de todo un icono que hace disfrutar a pequeños y grandes.

Según datos de la Asociación Regional de Pasteleros, con Antonio Díaz al frente, los establecimientos han estado estos días a pleno rendimiento para sacar la cantidad estimada de 150.000, el 80% de elaboración artesana.

Aunque los de mayor demanda son los rellenos de nata y crema pastelera, comienzan a "colarse" sabores innovadores, caso del de yogur con cerezas amarenas, pasta de cava o crema de café irlandés, entre otras delicias, que convivirán con el clásico pastel seco cubierto de almendras y azúcar, que sigue siendo la estrella.

No en balde, en algunos casos se ha transformado en un bocado gourmet de mano de maestros pasteleros (como Paco y Jacob Torreblanca), que juegan con nuevos y sorprendentes ingredientes.

De cualquier forma, desde el colectivo de pasteleros estiman que los clientes suelen apostar por su pastelería de confianza para adquirir estos productos tan familiares. Generalmente, para garantizar que sea un producto de calidad, se recomienda buscar el distintivo de Pasteleros de Canarias para disfrutar de una tradición cien por cien artesana.

Cabe resaltar que esta tradición llega a las Islas hace más de 60 años, arraigándose y convirtiéndose en un producto indispensable en estas fechas en todos los hogares canarios, por encima de otras especialidades reposteras de la época navideña.

Toneladas de harina, millones de huevos frescos, miles de kilos de frutas confitadas: materias primas que han pasado por los distintos obradores artesanos del Archipiélago para tener dispuestas las piezas que cubran la demanda.

Clásicos y "rompedores"

Como se citaba anteriormente, a la tradicional receta de harina, mantequilla, azúcar, ralladura de limón y naranja, agua de azahar, ron y levadura, algunos pasteleros han decidido añadir ingredientes como los "petazetas" o un almíbar de café con whisky de malta de 12 años para "darle una segunda sorpresa al roscón". Pese a su originalidad, estas recetas novedosas no consiguen desbancar al tradicional roscón sin relleno. La diferencia entre los artesanos y los industriales estriba, principalmente, en la calidad y frescura de la materia prima, además de estar elaborados recientemente.