Las viñas están desnudas y el frío pega en la bajada de El Boquerón, una zona húmeda de la que brotan buenas cepas. Un edificio con tejado a dos aguas, reconocible por la destacada letra a minúscula que corona su frente, acoge las dependencias de una finca que hoy hace funciones de punto de venta y en la que antaño se recogían los animales.

Abajo, a nivel del mar y en la zona conocida como El Guincho, nombre que toma por la presencia desde antiguo de una pareja de estos pájaros en aquel lugar, se ubican las instalaciones de la Bodega Acevedo, con la maquinaria propiamente dicha y el espacio para el almacenamiento y el tratamiento de los vinos.

Desde la orilla y hasta los setecientos metros de altitud se reparten alrededor de 22 hectáreas de viñedos donde se arraciman distintas variedades de uvas autóctonas, entre ellas la listán negro, negramoll, castellana, baboso, verijadiego tinta, o la listán blanco, marmajuelo, malvasía o moscatel. En menor cantidad también están presentes la albillo, la gual, verdello, uval...

El caso es que todas ellas están concebidas para destilar unos vinos sabrosos y de enorme personalidad que se caracterizan por ser únicos, prácticamente reconocibles y diferenciados por el origen de cada uno de los pagos de los que brotan sus frutos.

Y es que los viñedos de Bodega Acevedo se remontan a 1869, con vides repartidas por los ricos llanos de los rodeos altos, donde antes se cultivó cochinilla, caña de azúcar, trigo o cebada, conocidos como San Ignacio, El Borgoñón, Roma o El Socorro, en la zona de Tegueste, o el que dicen Trece y Medio, en El Sauzal, además la Orantia del Rodeo, los fértiles llanos de El Boquerón o ya en la zona de El Guincho, cuando Valle de Guerra casi se hace mar y que corresponde al lugar que llaman Charcos de Rivero, donde la malvasía airea su territorio.

El resultado final son unas pequeñas vinificaciones de calidad, con las que en cada una de las añadas se persigue ofrecer al cliente el deleite de unos caldos que expresan lo mejor que de sí dan los pagos.

Entre estos caldos se encuentran el Tinto rojo o el Gran tinto, además de un blanco afrutado y blanco seco, sin olvidar un excepcional rosado, una auténtica joya, sabrosa y delicada. Pero, sin duda, destaca el Guincho tinto, un homenaje a Yayo, apodo de Eladio González, ingeniero del ICIA tristemente fallecido y al que Bodega Acevedo rinde un homenaje póstumo con cada una de las vendimias. Por cierto, un goloso malvasía, apenas 190 litros, aguarda sólo por el etiquetado.

Dirección: Camino El Guincho, 149. Valle de Guerra.

Teléfono: 659 444 889 web / email: bodegaacevedo.cominfo@bodegaacevedo.com

Enólogo: Pablo López Bodeguero: Jaime Hernández-Abad Bluiett Propietario: Antonio Javier Acevedo González Visitas: Previa concertación por teléfono.

D.O.: Tacoronte Acentejo