Quizá podía presentir que cuando Víctor Rocha culminó su etapa en el restaurante Jardín, de Adeje, el chef tenía en mente revisar el que hasta ahora había sido su rumbo en el cauce de una cocina vanguardista, pero siempre basada en el producto de temporada y calidad.
Tras la lógica pausa para meditar, y recibir varias ofertas que lo llevaban fuera de la Isla, Rocha decidió asumir el proyecto de un restaurante en el que retorna a su gusto y respeto hacia las elaboraciones populares. Hacia la veracidad y honestidad en la forma de preparar los platos como si de una abuela canaria se tratase.
A fe que él y su gente de confianza lo consiguen, y no hay más que disfrutar del agasajo de un puré de calabaza que "sienta las madres" o de un rancho de sabores muy elocuentes. Los sabores de siempre.
Comentaba Rocha que los avatares de su profesión lo llevaron a introducirse por vericuetos en los que "mandaba" una cocina "audaz", muy a la usanza que marcaron chefs mediáticos. Pero que ahora vuelve encantado a disfrutar de cómo preparar esas arvejas, ese atún con mojo hervido, un conejo en su punto, esa carne con papas... Personalmente, me encantó
De aperitivos, esos quesos, mojos preparados y el almogrote de las casa en sus frasquitos con unas papitas ricas. Todo del día, todo según indica la pizarra. Nada de cocina canaria "postiza".
Por cierto, la atención en sala, impecable.