EL TRANSPORTE DE LA UVA desde el viñedo a la bodega debe reunir una serie de condiciones imprescindibles para la elaboración de un vino de calidad.

Un factor fundamental es que la uva llegue a la bodega lo más intacta posible, ya que de lo contrario se produce una pérdida de mosto, una posible fermentación prematura y en las vendimias de uva blanca, una maceración indeseada del mosto con las pieles que conlleva cierta oxidación.

Para conseguir que el porcentaje de roturas del grano sea mínimo, se debe proceder de la siguiente manera;

-Es necesario evitar el número de trasvases de la uva de una cesta a otra.

-Sería conveniente elegir un recipiente de pequeña altura, intentando evitar el aplastamiento de las uvas. El más utilizado suele ser la caja plástica de unos 20 Kg. y de poca profundidad.

-Se deben emplear recipientes de fácil limpieza, construidos con materiales que no contaminen la vendimia con elementos como el hierro, el cobre, etc. Los más usados son: el plástico, el caucho, el mimbre, la madera, el esparto...

-Para conservar la calidad de los mostos es necesario evitar las impurezas tales como el polvo, la tierra, las hojas, los sarmientos, los insectos, las uvas atacadas por enfermedades criptogámicas o manchadas por productos fitosanitarios.

-Es interesante que el ciclo de transporte sea lo más corto posible, con el fin de evitar la rotura prematura de los granos de uva y evitar el recalentamiento de la vendimia. En caso de lluvia, será necesario evitar que la uva llegue mojada al patio de descarga, por lo que habrá que prever lonas para cubrir las cajas en el recorrido de los racimos hasta la bodega

Según la tradición de la zona, existen diferentes recipientes para el transporte de la uva: cestos de mimbre, de junco, de brezo, cubetas, canastos, canastillas, capachos, capazos, comportas, cuévanos, espuertas, roscaderos... Todos con la misma finalidad, intentar transportar la uva con el máximo respeto con el fin de obtener una mejor calidad en los vinos.

¡Salud!

Tajinaste