Sin descanso, desde hace años, el restaurante portuense El Duende se ha internado por difíciles caminos que lo llevaron hasta el feliz encuentro con otras formas de ver y disfrutar de la cocina canaria. Con fórmulas concisas y sin vaguedades, el chef Jesús González logró satisfacer a miles de comensales de muchas latitudes, a los que sorprende con su original talante creativo.

Pero El Duende está hoy cerrado, probablemente zarandeado por las gélidas corrientes que bufan. Confiamos en que otro viento tibio invierta la noticia. Queda, de todos modos, merecidamente, nominado a los premios regionales "Qué Bueno Canarias/Heineken" a la mejor cocina canaria, que este año se refuerza con una sorpresa de la marca Flores Valles.

Por otro lado, recae también la nominación en el restaurante Nelson, de Playa de Arinaga (Gran Canaria), toda una joya culinaria que sorprende por la calidad y terminación de sus platos. Su nombre y estilo se reconocen entre los mejores de las Islas: no en vano, Menchu y su esposo, Nelson Pérez Molina, maître y sumiller, han trabajado con gran tesón para establecer una cocina marinera canaria creativa, amparada en los mejores productos locales. En este pequeño rincón, acotado a la vanguardia, probar el medregal frito en costa negra; el romerote en aceite de carabineros; el salpicón de vieja; el carpaccio de jurel; la tarta de gofio, etc., es un goce de inmarcesible recuerdo.

Y hay un tercer nominado. En Lanzarote, con las cabezas erguidas, otros restauradores, el cocinero Juan Jesús Perdomo y sus compañeros Pedro Nolla y Marco Antonio Rodríguez, más tradicionales, han hecho gozar durante años a su clientela con platos fascinantes. Son los dueños de El Risco, un nombre consagrado en el acogedor enclave pesquero de Famara, cuyas limpias casas blancas de puertas y ventanas pintadas de azul profundo poco hacen recordar que el lugar se asocia a un pasado aborigen de gran escala.

En esa isla guapa de Lanzarote, donde se adoran las faenas marineras que se aferran al privilegiado oficio de los pescadores, Famara, como casi todos los rincones bellos de Canarias, es un deseado núcleo turístico. Allí van a gozar a El Risco gentes de todas partes, que buscan las capturas recientes de la sama, la corvina, el cherne, el atún rojo, la vieja, la merluza... El Risco es una rica miscelánea en su cocina: aparte de las viejas sancochadas, del salpicón de mariscos, del caldo o la ropa vieja de pescado, hay sancocho canario, cazuelas, arroces y carnes hechas de docenas de modos convencionales.