A la vera de la carretera general, en el municipio de Tegueste, la tasca La Enredadera representa ese tipo de lugares que cubre, y de una manera sobresaliente, la rica y variada oferta culinaria que brinda esta zona de la Isla.

Desde la base de una cocina popular que se nutre de los excelentes productos del mercadillo municipal, Hiromi Nakamura toma la raíz de su sangre gomera, por vía materna, para añadir a los guisos del recetario tradicional un particular toque personal. Y lo hace, además, respetando la naturaleza propia de los ingredientes, sus texturas y mezclas ya arraigadas, creando de esta manera esa natural convivencia entre el comensal y lo que se ha dado en llamar producto de temporada.

El local, decorado con simpleza, presenta detalles coquetos, con suaves luces y colores cálidos, señales de buen gusto distribuidas en un espacio bien dimensionado, como la propia carta, que no apabulla con un sinfín de propuestas y advierte a las claras qué es lo que uno se va a llevar a la boca. Basta una relación de siete a lo sumo ocho platos, además del jamón ibérico y los quesos, a los que se añaden, fuera de carta, aquellas sugerencias que dan forma a la materia prima del mercado

La atención en sala corre a cargo de José Luis, experimentado camarero que agasaja con sus maneras y que tan pronto brinda unas cremas para untar, de anchoa o paté, como descorcha un tinto Celeste de Bodegas Torres, excelente apuesta, al tiempo que adereza, a pie de mesa, una ensalada tibia con aguacate y langostino.

De un pulpo frito con un delicioso crujiente de batata, excelente conjugación de mar y tierra, destaca la singularidad de su majado, a base de almendras, limón y pimentón de La Vera, que refuerza la sabrosura de este plato.

Por su parte, los huevos rotos La Enredadera estallan en un conjunto donde se mezclan en perfecta combinación la morcilla ibérica, champiñones, papas y huevo, mientras el bacalao al ajillo incorpora al pescado el toque esencial y único del aceite de oliva y la particularidad de la almendra.

Lo del conejo en salmorejo supone un ejercicio de canariedad que Haromi resuelve con evidente soltura, a partir de una salsa bien elaborada y ajustada al gusto de cualquier paladar, una solución que también desborda gusto en un solomillo de cerdo con salsa de puerros y gambas.

Los postres ponen el punto final a la cocina de La Enredadera que atrapa la esencia de las cosas ricas, la calidad y la pureza del sabor, sin artificios.