Antonio Díaz -hijo-, exponente actual de una respetada saga familiar repostera de Aguere, ha representado a Canarias en las "Españas" movido por la inquietud de una creatividad muy "sui generis" que aplica en los establecimientos en La Laguna y Santa Cruz.

Siempre dispuesto a experimentar y a adentrarse junto a las musas de la inspiración, creó en su obrador, ahora hace un año, las "govinolas", una golosina sin precedentes cuya materia prima son vinos de Tenerife blancos y tintos. De manera artesana y natural, Díaz y su equipo han conformado un icono dulce que ha calado en propios y extraños. No en balde, han ido a parar también a lugares foráneos, a la Península (la capital de España, Castilla la Mancha...) o también allende los mares, tal es así que se pueden degustar en Alemania o en la lejanísima China.

Sobre el modo de hacerlas, aparte de cuidado y celo por lo bien hecho, la respuesta es que cada "maestrillo tiene su librillo; lo suyo es probarlas".

"Las govinolas son un producto claramente innovador y exquisito, orientado a paladares inquietos y cosmopolitas, que encuentran en esta golosina para adultos un bocado de placer y exotismo", resalta a EL DÍA el joven repostero, siempre dispuesto a romper barreras en su especialidad, pero sin renunciar a la esencia paterna del oficio.

El diseño, que también importa (de Díaz Llanos), se sale de lo habitual, ya que el pastelero pretende recurrir a la materia prima de la tierra, con la particularidad que persiste en boca de los caldos de la Isla.

En este sentido, el propio Antonio Díaz considera que es una artesanía que pone de relieve, de forma muy "melosa" en boca, las peculiaridades de los vinos blancos y tintos de la Isla.

Al frente de Pastelería Díaz, este diseñador de "lo dulce" trabaja actualmente en el desarrollo de otros productos de similares características como pueden ser las gominolas de mojito o las de cuba-libre, tipo ron-cola.