La Denominación de Origen Rías Baixas cumple 25 años de su aprobación con una "evolución espectacular". Sus vinos, los albariños, han pasado de ser "unos desconocidos", incluso en España, a convertirse en "el blanco de moda en Estados Unidos".

Así lo ha asegurado ultores y bodegas, la uva albariño -autóctona de Galicia- se ha convertido en este cuarto de siglo en "una de las más conocidas y valoradas del mundo".

Y es que se trata de una variedad "agradecida, elegante, fácil de beber, que marida bien y con la que se elaboran vinos de calidad, a la que las rías y el Atlántico le confieren sus especiales características", apunta Paula Fandiño, directora técnica y enóloga de la bodega Mar de Frades, que también celebra su 25 aniversario.

Aunque el origen de la uva albariño se atribuyó a la riesling alemana que supuestamente trajeron peregrinos y frailes que acudían al monasterio cisterciense de la Armenteira de camino a visitar los restos del apóstol Santiago, Fandiño asegura que existen estudios que lo descartan y demuestran la "maternidad" gallega.

Esta uva se perdió en la comunidad gallega cuando fue sustituida por híbridas tras una plaga de filoxera. Entre 1960 y 1970 comenzó su recuperación, incentivada por la enología moderna que empezaba a implantarse en España y que apostaba por restablecer las vides autóctonas, recuerda Fandiño.

En 1988 se aprobó la DO Rías Baixas, que ampara en la actualidad a más de 6.000 viticultores y 180 bodegas, repartidos en las zonas de Valle del Salnés, Condado del Tea, El Rosal, Sotomayor y Ribera del Ulla, en las provincias de Pontevedra y La Coruña. La evolución del sector, destaca Gil, se muestra en datos: en 1988 sólo se registraban 955 viticultores y 30 bodegas.

Desde entonces se producen "vinos de calidad, con una notable frescura y acidez, elegante dentro de su sencillez, con el carácter de la manzana verde y notas cítricas y de fruta tropical, que aguanta varios años en botella y que gana carácter", añade.

Las posibilidades de esta uva no se acaban en el vino. Mar de Frades ha elaborado con ella el primer albariño espumoso, un brut nature amparado bajo la DO Rías Baixas y elaborado por el método "champenoise" "sabroso, cremoso y fresco, sin perder las notas de la variedad", apunta la enóloga.

Cultivan los viñedos, en explotaciones minifundistas, "familias que por generaciones trabajar en el sector". "Esto supone un diferencial nuestro y una seña de calidad: la uva se recolecta a mano, mimando cada racimo", explica Gil.

En la bodega Mar de Frades las uvas las seleccionan mujeres que normalmente trabajan en conserveras, "acostumbradas a elegir lo más óptimo". En la maceración, el mosto se deja en contacto con los hollejos para conferirle más aroma y, al ser la albariño "fácilmente oxidativa", se crea una atmósfera inerte para frenar el proceso con dióxido de carbono.

Completada la fermentación, los vinos se dejan reposar durante todo el invierno en depósitos y se embotellan para su venta en marzo y abril.

La exportación ha aumentado de forma exponencial: en la actualidad el 26 % de la producción se vende en 57 países de los cinco continentes.

"La mitad va a Estados Unidos, donde es el blanco de moda, seguido de Reino Unido, Alemania y Puerto Rico", refiere Juan Gil, quien añade que también trabajan mercados como China, Japón, Brasil e Irlanda.

En España el mayor consumo se da en Galicia con un 45 % de las botellas producidas, seguida de la zona levantina, el norte de España y Madrid.

El futuro de la DO Rías Baixas está lleno de buenas perspectivas, según el presidente de su Consejo Regulador, porque "queda mucho terreno por plantar". Eso sí, advierte, "el que venga tiene que tener las ideas claras, es una inversión a largo plazo, en el mundo del vino no existen los pelotazos".

Su potencial ha atraído a grupos bodegueros como Ramón Bilbao, al que pertenece Mar de Frades, que han modernizado y profesionalizado la producción, afirma Fandiño.

En 2007 inauguraron su actual bodega en Meis (Pontevedra), en la que ofrecen visitas guiadas para conocer todo el proceso, desde la vendimia al envasado.

Se trata de una de las iniciativas enmarcadas en la apuesta de la DO por el enoturismo, con alicientes como la Fiesta del Albariño -que se celebra en la primera semana de agosto y declarada de Interés Turístico Nacional- y rutas que desde 2006 atraen a amantes del vino y de la naturaleza, ya que discurren por viñedos, bodegas, playas, paisajes rurales y zonas de patrimonio histórico.

Juan Gil asegura que el albariño es un vino que "va con todo", aunque sus aromas y sabores compaginan "a la perfección con almendras tostadas, marisco, pescado, quesos, comida oriental y peruana".